• 8 de diciembre de 2023

Para los especialistas, la soledad aumenta la probabilidad de padecer demencias

Para los especialistas, la soledad aumenta la probabilidad de padecer demencias

El equipo de investigación de la Universidad Católica de Cuyo, está realizando intervenciones con el fin de impulsar un registro de información que permita caracterizar a la población de más de 60 años.

Estudios actuales indican que abordar los factores de riesgo considerados «modificables» y fomentar elementos neuroprotectores podría prevenir hasta un 40% de los casos de demencia. No obstante, existe un desconocimiento generalizado sobre este tema, tanto en la formulación de políticas como en los ámbitos de la salud, la educación y la población en general.

Por este motivo, un equipo de investigadores interdisciplinarios de las facultades de Ciencias Médicas y Filosofía y Humanidades de la UCCuyo se dedica al estudio y la implementación de diversas intervenciones. Su propósito es concienciar a la comunidad y promover la creación y el fomento de registros de información para caracterizar mejor a la población. Este enfoque permitirá la planificación y asignación adecuada de recursos, así como el establecimiento de servicios de prevención y apoyo con una distribución equitativa en áreas urbanas y rurales de toda la provincia.

En este marco es que surgieron datos interesantes para tener en cuenta. La psicóloga Laura Noguera dijo que se pueden reducir los nuevos casos de demencia hasta en un 46%, si la persona es sociable. En este contexto, a partir de estudios de la patología, el equipo de la Universidad observó que al no tener tanto contacto con grupos, estas personas tienen más riesgo de padecer demencias como el Alzheimer. ‘Esto es interesante, porque incluso ese riesgo existía, a pesar de haber seguido los otros factores protectores. Incluso por encima de haber mantenido una víctima con ejercicios, con la buena alimentación’, dijo.

Junto a otras especialistas, Noguera está haciendo evaluaciones a la comunidad y uno de los parámetros que toman es la participación activa. En el terreno de resultados, estos estudios demostraron que la participación de personas mayores de 60 años, en un seguimiento longitudinal, después de la participación en grupos, grupos de reflexión de debate, disminuyó el riesgo de padecer demencia y que su volumen cerebral se había mantenido en volúmenes aceptables, sin disminuir.

Salud cerebral

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la Salud Cerebral como “el estado de funcionamiento del cerebro en términos cognitivos, sensoriales, socio emocionales conductuales y motores, que permiten a una persona alcanzar su máximo potencial a lo largo de su vida, independientemente de la presencia o ausencia de trastornos”.

Las investigaciones recientes realizadas en la región, indican que mantener una salud cerebral óptima en una etapa más temprana de la vida es crucial para prevenir y controlar los trastornos relacionados con el envejecimiento cerebral, como las demencias y el deterioro cognitivo, la depresión, los accidentes cerebrovasculares y la ansiedad.  Los especialistas ponen foco en la importancia de la prevención, la detección temprana y la intervención para identificar el deterioro cognitivo, cambios de humor y enfermedades mentales relacionadas, comprendiendo y abordando las necesidades de las comunidades que tradicionalmente tienen un acceso desigual a la salud preventiva, información y servicios.  

LAURA NOGUERA-PSICÓLOGA, INVESTIGADORA

“Hay que priorizar el cuidado de nuestra salud a lo largo de toda la vida, dado que el daño cerebral es acumulativo”

-¿Cuáles son los primeros síntomas de las enfermedades cerebrales?

-El avance de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y las demencias frontotemporales sigue etapas, mostrando síntomas que pueden preceder por décadas a los signos cognitivos. Estos trastornos afectan la corteza cerebral, generando daños fisiológicos similares a través de factores genéticos o de estilo de vida. Solo un pequeño porcentaje está determinado por fuertes componentes genéticos, lo que destaca la importancia de abordar y reducir los factores de riesgo para retrasar o prevenir el desarrollo de la enfermedad. En la actualidad, no existen medicamentos eficaces, por lo que el enfoque más certero se centra en trabajar sobre los factores de riesgo.

-¿Se puede retrasar  o detener el deterioro cognitivo?

-Si bien se tenía conocimiento de que los primeros indicios de demencia, como el Alzheimer, eran principalmente síntomas cognitivos, actualmente se reconoce la presencia de signos previos como alteraciones del sueño, aislamiento social y trastornos del ánimo o ansiedad. Estos síntomas podrían anticipar la enfermedad, ofreciendo indicios sobre su desarrollo. Además, se ha descubierto que existe un período denominado deterioro cognitivo leve, donde se detecta algún déficit cognitivo sin impacto en la vida diaria, pero que sí es identificable en evaluaciones específicas.

La intervención durante este deterioro cognitivo leve podría potencialmente frenar la progresión hacia una demencia. Los estudios sugieren que al intervenir en esta etapa, se podría retrasar o incluso evitar la transición a la demencia. Las evaluaciones cognitivas y la consulta con profesionales juegan un papel crucial en este contexto. Se plantea la hipótesis de que intervenir en personas con deterioro cognitivo leve o con síntomas tempranos como trastornos del sueño, aislamiento social, trastornos del ánimo o ansiedad podría ser una estrategia efectiva para retrasar, detener o modificar el curso de la enfermedad hacia la demencia.

-¿A qué edad hay que empezar a cuidarse?

-Deberíamos priorizar con más rigurosidad el cuidado de nuestra salud a lo largo de toda la vida, dado que el daño cerebral es acumulativo y su inicio no es definitivo. El momento en que este daño empieza está vinculado a la carga genética individual y al estilo de vida. Por eso, enseñar hábitos desde la infancia resulta crucial, ya que sabemos que establecer y mantener hábitos saludables es desafiante. Intervenir desde temprana edad asegura que esos hábitos se arraiguen y se conviertan en una protección significativa.

-¿A qué edad puede comenzar el daño cerebral?

-Se estima que a partir de los 20 años, los hábitos o factores de riesgo poco saludables pueden comenzar a acumular daño cerebral. A menudo, la preocupación surge alrededor de los 40 o 50 años, pero si consideramos que los primeros síntomas aparecen alrededor de los 60 o 65, estamos hablando de procesos degenerativos que podrían iniciar alrededor de los 45 años. Es esencial tener esta perspectiva en cuenta.