• 14 de octubre de 2022

“El niñito del cajoncito”,  la leyenda urbana que se transformó en atracción turística

“El niñito del cajoncito”,  la leyenda urbana que se transformó en atracción turística

Está en una cueva natural, en La Majadita. Si bien los lugareños saben de su existencia desde hace tiempo, ahora comenzó a ser un furor entre los turistas, que llegan al lugar para conocer una historia envuelta en misterio. Fue un boom el fin de semana largo pasado.

Hasta hace unos cuatro años, a quienes circulaban por la huella que lleva al pueblo de La Majadita, en Valle Fértil, les pasaba inadvertida esa cueva entre los cerros en la que en su interior había una pequeña caja de madera. Los lugareños sabían bien de qué se trataba, pero nunca imaginaron que ese sitio, junto a su historia envuelta en misterio, pudiera atraer a tantas personas. Se trata de “El Niñito del cajoncito” y que ahora se encuentra señalizado y hasta con una senda bien marcada que no pasa desapercibida.

Hay que recorrer 10 kilómetros desde San Agustín de Valle Fértil para llegar a La Majadita, un pueblo que tiene una cuarentena de casas, algunas de ellas son de fin de semana. Y este es uno de los destinos más visitados del Valle por sus impactantes paisajes de quebradas cubiertas de cactus y el río que corta la calle en varios tramos. Sitio que se convierte en el lugar elegido además, por la tranquilidad que reina. Sin embargo, hasta no hace tanto, la cueva en la que se encuentra el cajoncito con huesos de aparentemente un niño, solo era conocida por los lugareños. Siempre se lo conoció como “El niñito del cajoncito”, que estaba adentro de una cueva natural, en el tramo de la huella que va desde la ruta 510, antes de llegar al poblado, a mano izquierda. A este lugar, desde hace mucho tiempo, suelen ir los baqueanos y puesteros a pedir un milagro cada vez que se pierden animales o la sequía azota la zona. Incluso para que las crecidas del río no hagan daño.

Antes y ahora. El panorama cambió por completo este último tiempo en la cueva donde está el cajoncito. Es porque cada vez van más personas a pedir o agradecer.

Pero los lugareños solo iban a pedir o a agradecer a esa cueva en la que entonces, estaba solo el cajoncito semicerrado. Incluso llegaron a contar que resistió tormentas e incendios. Sin embargo, desde hace unos cuatro años, la leyenda comenzó a ser más popular. El vallisto Marcos Carrizo realizó un video contando esta historia en 2018 y desde entonces, el mito no paró de crecer. Tanto que la cueva ya no pasa desapercibida para quienes circulan por el lugar, aun cuando no sean oriundos de la zona.

Los pobladores afirman que luego de la pandemia, cuando el turismo volvió con todo a Valle Fértil, la historia de “El niñito del cajoncito”, se volvió un boom. Y que los turistas que llegan a La Majadita, tienen como destino casi obligatorio, el visitar este lugar. Incluso cada vez tiene más personas que creen que este “niñito” puede hacer milagros.

Esto se puede ver a simple vista ya que de ser una cueva perdida entre los cactus y otras vegetaciones vallistas, pasó a ser un paraje bien señalizado. Es llamativo ver cómo, para proteger el cajón, algún promesante mandó a construir una caja de vidrio que ahora contiene al cajoncito para protegerlo de posibles actos vandálicos.

La cueva está llena de juguetes, ropita, ositos de peluches y cartelitos que los promesantes dejan a modo de agradecimiento por algún “favor” cumplido. Adentro del cajón se pueden ver los pequeños huesos que pueden pertenecer a un pequeño esqueleto humano. 

Si bien nadie puede contar a ciencia cierta el origen de estos huesos, los pobladores le atribuyeron desde un principio, el género masculino. Tanto así, que desde los juguetes que la gente deja y hasta algunas prendas, son de varones, tales como camiones, peluches, autitos. Como son los pobladores los encargados de mantener en condiciones el lugar, hay también una alcancía en la que los promesantes pueden dejar una contribución para que el sitio siga en condiciones y conservado para recibir a los visitantes. Para ello ya construyeron un caminito de acceso, pusieron cartelería y hasta colocaron recipientes para residuos para mantener limpio el lugar.

Marcado. Es fácil acceder al lugar hay que hay carteles y un sendero bien marcado

El origen de la leyenda

No hay una sola versión respecto al origen de estos huesitos guardados en un viejo cajón de madera. Algunos vallistos dicen que fue un maestro de La Majadita quien hizo juntar los huesos y ponerlos en una caja, dentro de la cueva. Pero nadie sabe a dónde pudo haberlos encontrado.

Lo cierto es que los vecinos más antiguos, dicen que este cajón lleva más de 100 años en ese lugar. En el trabajo que realizó Marcos Carrizos, se afirma que podrían ser restos de un bebé fallecido en un antiguo rancho hay había cerca de la cueva y del que todavía quedan restos. También hay quienes dicen que podría pertenecer a los pueblos originarios. Lo que sí se puede observar es que se trata de pequeños huesos que podrían pertenecer a un bebé recién nacido. Pero no hay restos óseos de la cabeza, de brazos o piernas, solo vértebras.

“Lo concreto es que en ese lugar de las sierras vallistas, los pocos vecinos que saben de su existencia guardan celosamente el secreto del cajoncito, quizás para preservar ese relato cómplice de padres a hijos, para que los nuevos pobladores y los visitantes no profanen ese lugar que, lejos de ser sagrado, es más bien un sitio que les pertenece porque crecieron cuidándolo. La verdad sobre el cajoncito probablemente la tienen ellos y a la hora de las repuestas sólo se escuchan silencios”, escribió Carrizo en 2018, en una nota publicada en Diario de Cuyo, cuando “El niñito del cajoncito” no había alcanzado la popularidad que tiene ahora.

Un caso similar en La Rioja

En La Rioja se venera a Miguelito, los restos de un bebé conservados casi intactos desde 1967. En este caso, se conoce a ciencia cierta su origen y su historia.

Más conocido como “El angelito milagroso”, el lugar donde se lo venera está en Villa Unión, a 270 kilómetros de la ciudad riojana. Es el centro de veneración de muchos devotos que van al lugar a pedir y a agradecer. Al igual que en Valle Fértil, también dejan juguetes y otro tipo de objetos relacionados a los niños.

Cuenta la historia que Miguel Angel Gaitán nació en 1966. Antes de cumplir un año murió de meningitis porque no pudo ser atendido a tiempo por la falta de un hospital. Los milagros comenzaron a ocurrir en 1973.