• 4 de mayo de 2024

Jubilaciones: “Del anhelo a la condena”

Jubilaciones: “Del anhelo a la condena”

POR MARCELO DELGADO

El esfuerzo de una vida de trabajo, cuando las energías vitales se van apaciguando, merece ser coronado con un retiro remunerado que se fue forjando en los años de actividad. La jubilación es esa protección que llega en la tercera edad.

En el mundo muchas personas ahorran y planifican actividades para cuando llegue el tiempo de jubilarse. Algunos eligen viajar, otros mudarse a lugares más tranquilos, o bien dedicarse a proyectos culturales, sociales, religiosos; entre muchos otros. El tiempo que antes le dedicaban al trabajo, ahora lo pueden invertir en sueños, que se fueron gestando en la vida laboralmente activa.

Argentina no fue la excepción hasta hace unos 20 años. Los jubilados no sólo gozaban de una compensación económica (haber jubilatorio), sino también de protección sanitaria (PAMI), beneficios turísticos, como los hoteles de Chapadmalal (Mar del Plata), Río Tercero (Sierras de Córdoba), financieros (prestamos subsidiados); entre muchos otros reconocimientos al esfuerzo de los años de trabajo.

Por ello, cuando las personas se acercaban a la edad del retiro, contaban los días y aceleraban los trámites para gozar de los beneficios previsionales. En la actualidad, se piden años de prórroga, se procura estar activo cuanto más se pueda. La previsión para la tercera edad ya no resulta de los aportes previsionales, sino de los ahorros personales.

El deterioro de los beneficios jubilatorios ha sido integral. La relación de los ingresos de los activos con los pasivos pasó del 80% a menos del 50%. El PAMI, con grandes dificultades para cubrir las prestaciones sanitarias, y el resto de los servicios, ausentes.

Esta semana, la Cámara de Diputados le dio media sanción a un proyecto de ley que nuevamente golpea a los que van llegando a la tercera edad, y particularmente a las mujeres.

Entre las medidas más relevantes, podemos mencionar las siguientes:

  1. Se eliminan las moratorias previsionales por aportes insuficientes: Para jubilarse se requiere tener 60 años las mujeres y 65 los varones (edad mínima) y 30 años de aportes. Quienes tienen la edad mínima, y no cuentan con la totalidad de aportes, hasta ahora podían acceder a una moratoria para completar los años de aportes, o podían integrarlos en su vida activa. Con la reforma, las personas deberían trabajar hasta completar los años de aportes, o no podrán jubilarse.
  2. Se crea una “Prestación de retiro proporcional”. Es un beneficio social sustituto de la jubilación, a la que tienen derecho las personas (varones y mujeres) que cumplieron 65 años y que no cuentan con los 30 años de aportes. El valor será del 80% de la Jubilación Mínima, hoy en $190.141,60. Esto afecta a nueve de cada diez mujeres que tienen 60 años, y no cuentan con los años de aportes, que deberán esperar cinco años más para obtener la PRP. En el caso de los hombres que tienen 65 años, solo 3 de cada diez, podrán jubilarse.

Jubilarse hoy, más que un anhelo, parece una condena. En muchos casos constituye una ayuda. ¿Serán medidas transitorias hasta que se acomoden las cosas, o continuará el camino de deterioro y ajuste de los últimos 20 años?