• 28 de abril de 2023

En más del 60% de los hogares donde hay niños no tienen libros 

En más del 60% de los hogares donde hay niños no tienen libros 

El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina publicó la investigación que indica además que en la última década creció el déficit de lectura entre niños y adolescentes de 5 a 17 años.

En el marco del Día Internacional del Libro, que se conmemoró el pasado 23 de abril, el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA) publicó la investigación llamada “Libros e infancias. Carencias y desigualdades sociales”. Los datos que lanzó el informe son preocupantes.

El trabajo de investigación comenzó diciendo que en más de un 60% de niños y adolescentes entre los 5 y 17 años en la Argentina urbana carece de libros papel en su hogar.  Por otro lado, entre 2020 y 2022, se registró el mayor incremento del déficit de libros entre este grupo etario, muy probablemente asociado al alejamiento de los espacios escolares en el marco del aislamiento preventivo obligatorio que se dio por el COVID-19, y al mayor uso de textos en entornos virtuales.

La lectura

Entre los datos del informe de la UCA, aparece otro concepto para tener en cuenta y es que el déficit de comportamiento lector de textos impresos es más elevado entre los chicos que van a la primaria que entre los adolescentes, y entre los varones más que entre las mujeres.

Por otro lado se indicó que los chicos no suele leer textos impresos de modo habitual. Esta incidencia del déficit de lectura de textos impresos experimentó un incremento en el período 2020 y 2022, tal como se registra en la tenencia de libros en el hogar.

Los investigadores dijeron que muy probablemente esto se deba al distanciamiento con las prácticas escolares habituales, como la exigencia de lectura en papel.

Además, este déficit de comportamiento lector se incrementa a medida que baja el estrato socioeconómico. Así las cosas, las desigualdades sociales claramente regresivas para la infancia y adolescencia más pobres se revelan persistentes en el tiempo. El 25% de este grupo pobre registra  1,5 veces más chances de no tener comportamiento lector que un par en el 25% superior.  

En el informe se afirmó que es fácil advertir que el déficit de comportamiento lector de textos impresos se asocia a no tener libros, a la no asistencia al colegio o a asistir con sobre-edad y al déficit de calidad educativa del establecimiento. Es decir, que si bien la situación socioeconómica influye en el déficit de lectura, también colaboran otros factores externos a los del círculo familiar.

Una de las autoras del informe, Ianina Tuñón, dijo que “el libro físico sigue siendo un objeto muy importante. Al nivel de la primera infancia vemos que, con una lectura o narraciones tempranas, se logran más rápidamente habilidades de lectoescritura como el propio nombre en letra mayúscula. Esto se ve aún en los niños en contexto de pobreza, en cómo ingresan mejor a los procesos de alfabetización. Dejar de darle valor al libro es un error”.

Recursos de alfabetización

Este fue otro ítem analizado por la investigación llevada a cabo por el observatorio. Esta investigación también llegó a la conclusión que la falta de libros infantiles en los hogares donde hay niños hasta los 8 años, se correlaciona además con el déficit de estimulación a través de la narración oral.

Si bien el déficit de libros infantiles es más elevado que el déficit de estimulación a través de las narraciones, ambos indicadores siguen una misma tendencia.  En este punto el informe afirmó que es evidente la profundización del déficit en el contexto de aislamiento por el Covid.

Déficit de libros infantiles

Las carencias de libros infantiles guardan correlación con el estrato social de pertenencia, según los especialistas de la UCA. En la primera infancia la desigualdad en el acceso a libros infantiles es claramente regresiva para los niños más pobres.

En 2017, el 25% de los niños de escasos recursos tenía casi 6 veces más chances de no tener un libro propio, respecto a los niños de alta posición económica. Dicha brecha mermó a 3 veces pero por un incremento del déficit en el estrato superior.

Falta de estímulos orales

El déficit de estimulación a través de las narraciones orales se incrementa de modo significativo a medida que desciende el estrato social. Las desigualdades sociales regresivas para los niños más pobres son persistentes, con algún incremento en el marco del aislamiento por Covid. 

Cabe destacar entonces, que la carencia de estimulación a través de las narraciones orales se incrementa de modo significativo en la población de niños que no asisten a un centro educativo o que lo hacen con sobre-edad. Asimismo, es mucho más alto entre los niños que no tienen libros infantiles en sus hogares. Esta franja que carece de libros tiene el doble de probabilidad de no ser estimulados a través de la narración de historias y cuentos.

Alfabetización temprana

El informe lanzó otro dato preocupante y que además encontró correlato en las pruebas de lectura y escritura que se realizaron a fines del 2022 en todo el país. Esto es que se estima que casi la mitad de los niños entre 4 y 5 años no saben escribir su nombre propio en letra mayúscula de imprenta.

No poder escribir su propio nombre entre los 4 y 5 años es más probable en varones que en mujeres, a medida que desciende el estrato social y particularmente si no asiste a un centro educativo. Un niño de entre 4 y 5 años tiene casi el doble de probabilidad de no saber escribir su nombre si no asiste a un centro educativo.

Por otro lado se afirma que es más probable que los niños de estas edades no sepan escribir su nombre propio cuando no tienen libros infantiles en su hogar o cuando no son estimulados a través de narraciones orales. Es decir, que tener libros en el hogar y  ser estimulados oralmente, son factores protectores que estimulan la alfabetización temprana de los más pequeños.

VIVIANA RODRÍGUEZ-ESCRITORA Y EDITORA EN JARILLA EDITORIAL

“El libro papel es mirado como obsoleto en esta franja de edades”

-¿Crees que el avance de la tecnología tiene que ver con la carencia de lectura en niños y adolescentes o es un problema económico?

-Un poco de cada cosa, el precio de los libros tiene mucho que ver. No podemos olvidarnos además que todavía hay muchas personas que no tienen acceso a internet, por su costo o porque viven en zonas rurales. En este rango de edad predominan las pantallas, por eso creo que hay que adaptarse en vez de querer ganarle a la tecnología. Hay que tratar la mayor cantidad de modos de llegar a ellos. Como editora de Editorial Jarilla, ya editamos papel, pero también digital. Como presidenta de una biblioteca popular, tenemos libros papel, pero también computadoras con internet en las que hay cargados libros digitales. Está además el Bibliomóvil de las bibliotecas populares.

-¿La pandemia agudizó este panorama por la falta de asistencia a las escuelas ya que en muchos casos es el único lugar donde leen los niños?

-Tuvo una gran incidencia negativa, no solo en la lectura sino en el aprendizaje en general por la brecha económica además porque no todos podían pagar internet para mantenerse conectados con la educación.

-¿Es una cuestión que afecta a una clase social más que a otra?

-Siempre los que menos tienen son los más afectados. Pero también son buenos imitadores por eso cuenta tanto el ejemplo que damos los adultos.

-¿Por qué crees que en las casas ya no hay libros?

-Las habitaciones de mis hijos convergen a un estar con una biblioteca familiar. Antes de dormir leían. Hoy en general se tiene un televisor u otra pantalla en su dormitorio y el libro es mirado como obsoleto. Tienen tanto en la tv o en el celular que eso los acapara por completo.

-¿Hay una mutación del libro papel al digital, o directamente se lee menos en todas las plataformas?

-Voy a separar esta respuesta en dos partes. Primero, hay que adaptarse a lo que se viene. El libro digital es conveniente por distintos motivos. Se puede acceder por distintas pantallas, es más económico, no ocupa espacio, no tala árboles, crea igualdad entre escritores que no pueden editar por el precio del papel que es en dólares. Llama más la atención en este rango etario.

El libro papel por su parte, tiene un aroma, se acaricia, pone en juego todos los sentidos. Pero es caro por los insumos que requiere. Los escritores piden pocos ejemplares por los costos, y les cuesta venderlos. Muchas veces los regalan. El digital se hace una vez y se puede vender todo lo que se quiera en cualquier lugar del planeta.

Es real por otro lado, que se lee menos en cualquier plataforma.

– Existe amplia evidencia sobre las persistentes dificultades que tienen niños  y adolescentes para leer y comprender lo que leen.

-La comprensión de texto es un tema al que no se le está dando la importancia debida. Creo que los programas escolares son cada vez más pobres. Hay una gran mayoría de niños que van mal alimentados, desnutridos, y así el celebro no rinde. Son muchos los factores que contribuyen a esto. A veces los problemas vienen por distintas causas.

 Casi la mitad de los alumnos argentinos no maneja las nociones básicas de lectura

Según el informe del Observatorio de Argentinos por la Educación, cuyas autores son Guillermina Tiramonti, de FLACSO y Eugenia Orlicki y Martín Nistal (Observatorio), el 46% de los alumnos argentinos no maneja las nociones básicas de lectura.

Este dato salió a la luz luego de haber analizado los resultados del Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE) 2019 de lectura en tercer grado de Argentina, en comparación con el resto de los países latinoamericanos y por nivel socioeconómico.

Cabe destacar que en la prueba ERCE, coordinada por UNESCO, participaron 16 países de la región.

Según el informe, entre los estudiantes más pobres, la situación es aún más alarmante. Esto es porque  6 de cada 10 se ubica en el nivel más bajo de acuerdo a la prueba regional ERCE.

Por otro lado afirmaron que en Argentina, solo 1 de cada 10 alumnos (14%) se ubica en el nivel de desempeño más alto (nivel IV) en lectura. Para la región, el promedio es 2 de cada 10 alumnos (21%) en ese nivel. En Brasil (30%) y Perú (30,8%), por ejemplo, 3 de cada 10 alumnos alcanzan el nivel más alto.

En este contexto, Tiramonti dijo que “los resultados de lectura en tercer grado nos ilustran sobre las dificultades de todos los países de la región para incorporar a toda su población en la cultura letrada. Incluir en este aprendizaje es una tarea que requiere un compromiso fuerte de quienes gobiernan. En América Latina este esfuerzo es mayor porque en muchos casos se están sumando chicos provenientes de poblaciones poco educadas, muy ajenas a la cultura escolar”.

El informe dice además que en la mayoría de los países hay una correlación positiva entre los resultados de aprendizaje y el nivel de riqueza medido por PBI per cápita. Sin embargo, con un promedio de 689 puntos en la prueba, Argentina obtiene peores resultados que países con niveles similares de PBI per cápita como Brasil (748 puntos), Cuba (730) y México (713 puntos). Varios países con PBI per cápita más bajo obtienen mejores resultados, como Perú (753), Colombia (715), Ecuador (699) y El Salvador (697).