• 6 de abril de 2024

El retiro de la campeona

El retiro de la campeona

Una nota de Juan Carlos Bataller

Uno la ve entera, con las ideas muy claras, sin marcas de su paso por el boxeo y no puede menos que decírselo.

-No creas. Me hicieron suturas muy finas-, dice Cecilia mientras sonríe. Y uno no sabe si habla del boxeo o de la vida.

Durante cinco años Cecilia Román fue campeona mundial de la categoría Gallo de la FIB, título que perdió ante la australiana Ebanie Bridges hace un año, tras defender exitosamente seis veces su corona.

Alguna vez, en una entrevista, le preguntamos si era feliz.

—Sí. Hace algunos años decidí ser feliz. Decidí cambiar yo y cambiar mi vida. A partir de ahí logré ser feliz. Antes tuve muchos bajos y pocos altos, pero sí, ya quedó en el pasado.

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Hoy, con 41 años Cecilia se despide del boxeo luego de casi trece años como profesional, tras 17 victorias, 8 derrotas y 2 empates. Sólo una vez la noquearon y fue en un entrenamiento y en pelea la tiraron dos veces.

Y cuando contaba lo que se siente al recibir golpes nos dejó una frase que va más allá de la boxeadora:

-Si te golpean hay que levantarse y seguir, tanto en el boxeo como en la vida. Si te quedás pensando en lo que pasó, te vuelven a pegar. A vos te pegan, tenés que hacer como si nada y seguir adelante. Realmente el que se quiebra es el que termina perdiendo la pelea. La fortaleza mental y de espíritu para seguir adelante, a pesar de todo lo que pueda pasar, es lo más importante.


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Aunque recién ahora anunció su retiro ya sabía desde siempre que algún día viviría ese momento. Estaba preparada.

—Siempre estoy estudiando, me gusta leer mucho. De hecho tengo que elegir hacer una cosa porque me encanta todo. La profesión de Educación Física me encanta. Una de las cosas que dejé de hacer es dar clases, eso lo extraño un montón. El día que deje de boxear es a lo que me voy a dedicar, tener mi gimnasio para poder seguir transmitiendo los valores de la educación física y junto a eso un montón de proyectos que tengo en mente dándome vueltas

Esto lo dijo hace cinco años. Ahora sólo lo materializó.

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Hoy, en el momento del retiro, sólo tiene palabras de agradecimiento. “A mis hijos, a mi familia, ya que mis hijos eran quienes podían llegar a impedirme seguir y por el contrario, fueron motivadores, al igual que mis hermanas que los cuidaron; a la gente del club Landini, José Rojas y Luis Tobares, con quienes retomé mi carrera y pudimos hacer un gran trabajo para llegar al título argentino. Al equipo de Juan Ledesma y Richard Meloni, que sin conocerme mucho, apostaron a mis sueños y se comprometieron con toda la pasión. A todos los sponsors que me apoyaron a lo largo de mi carrera y a la gente, a las amistades, a los que han estado junto a mí en todo este tiempo”.

Cecilia Román y su mamá, junto a sus dos hijos, Lucas y Ana, cuando eran pequeños.

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Cecilia sabe que la vida sigue. Aunque no siempre fue fácil.

Tuvo una niñez difícil pues cuando tenía 10 años sus padres que eran empleados de comercio se separaron. Ahí cambió totalmente todo. “Somos cuatro hermanas y mi mamá se quedó sola con nosotras. En aquel tiempo un divorcio era algo cuestionado. De hecho, nosotras íbamos a una escuela religiosa y nos miraban como diciendo: “uh, la familia de Cecilia se está separando”. Económicamente también fue difícil porque nos tuvieron que cambiar de colegio porque mi mamá se quedó sola prácticamente. Después de ese hecho nos crío ella sola con la ayuda de unos tíos y fue un cambio rotundo.

Cecilia Román, cuando estaba embarazada de su primer hijo Lucas

No eran tiempos para gozar de la vida pero el deporte siempre la atrajo.

“Jugaba con mis hermanas. Por ejemplo, una de las cosas que siempre le pedía a mi mamá era que nos regalara pelotas, raquetas de tenis, nunca muñecas porque no me gustaban. Me gustaba moverme. Teníamos un fondo grande y ahí jugábamos a la pelota, al tenis, al vóley. Siempre estaba con ellas porque mi mamá tampoco nos dejaba salir a la calle a jugar con los vecinos. Menos mal que éramos cuatro, jugábamos entre nosotras. En la escuela igual, en el recreo salía a jugar y aprovechaba la clase de educación física. Me acuerdo que a los chicos no les gustaba ir o querían irse de vacaciones y yo al revés, quería ir a la escuela porque era salir de mi casa a otro ambiente”.Recién cuando tuvo 18 años pudo ir a un club y empezar un deporte. A la vez comenzó la carrera de profesora de Educación Física.

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Cecilia cuenta que “mi mamá siempre nos protegió mucho así que cuando empezábamos a “noviar” se enojaba con nosotros. Pero era lo normal. De hecho mis amigas en el secundario iban adelantadas y yo iba atrasada”.

Aunque no estaba en sus planes, a los 24 años quedó embarazada y “la verdad es que fue todo un cambio; fue vivir y experimentar algo que no hubiese vivido nunca sino me hubiese pasado. Nació Lucas y cambió todo. Pude ver la importancia de ayudar a alguien a crecer y darle herramientas para que se críe en la vida. Fue encontrar el verdadero amor, ese amor al que uno le da todo sin saber si responde o no”.

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En la entrevista que le hicimos para el ciclo “qué hiciste con tu vida” Cecilia contó que hacía vóley y atletismo hasta que apareció el boxeo en su vida.Apareciójustamente laburando. Me propusieron llevar la parte física de lo que es el boxeo. Después me enseñaron para que yo enseñara a la gente y un día me dijeron: “¿te animás a hacer una pelea para que veas qué se siente subir arriba y boxear?”. Y dije que sí. Me pasaba que yo jugaba al vóley y me encantaba entrenar. A veces estaba sola entrenando en un deporte que es de equipo y jugábamos partidos  pero nunca llegábamos a nada. Si querés  lograr algo tenés que entrenar, ponerte metas y cumplir el día a día. Para algunas de las chicas era solo recreación.  En el boxeo encontré un camino que me permitía ponerme metas, cumplir objetivos y tenía que estar yo sola.

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Para progresar en su carrera tuvo que tomar la decisión de dejar a sus hijos en San Juan para ir a entrenar a Buenos Aires. La decisión fue en  2016, que es la primera vez que fue cuando estaba haciendo el curso de técnico de boxeo. Allí conoció a Juan Ledesma, a través de internet, viendo videos. Él era el director de la escuela de entrenadores de la Federación Argentina de Boxeo. “Yo me sentía muy identificada con sus conceptos y la manera de enseñar que tenía. Me dijo que si podía hacerme cargo del costo de los gastos de viajes y estadía, él podía enseñar. Así inició todo, fue muy rápido”.

En un principio Cecilia iba a Buenos Aires a que Ledesma le enseñara los secretos del boxeo, volvía a San Juan y seguía trabajando sobre los conceptos que él corregía y volvía a viajar al mes o a los dos meses.

Pero para crecer hacía falta algo más. El tiempo fue modificando cosas y Ledesma terminó dirigiendo a Cecilia al presentarse la oportunidad del título del mundo y así fue que fueron surgiendo más compromisos mientras sus hijos y su familia se organizaban y esperaban en San Juan.

Año 2016. Cecilia Román, categoría Gallo, en el pesaje

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Tras obtener el título ahora comienza una nueva etapa.

–¿Qué te dio el boxeo?

-Me cambió muchísimo, impensado todo lo que cambié, por todo lo recorrido, por las cosas difíciles por las que una pasa y se va transformando para poder seguir y también por las cosas buenas que tienen que ver con los cambios que van sucediendo. Siempre dije que el deporte es un eje que cruza toda mi vida y el boxeo me reveló, me mostró muchísimas cosas de mí que no conocía, me hizo conocerme de nuevo.

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Terminó una etapa donde aprendió de abandonos y de golpes. De necesidades y proyectos. De gente buena y gente no tan buena. Una historia que comenzó hace algunos años cuando decidió tomar el timón de sus decisiones y fue acumulando victorias, tatuajes, miedos y títulos, y algún dinero y un proyecto siempre ligado al deporte y a su profesión docente. La vida dio sus vuelta en un mundo muy difícil. Pero acá está, entera.