• 6 de abril de 2024

Se va la hinchazón, queda la gordura

Se va la hinchazón, queda la gordura

POR MARCELO DELGADO

El programa de ajuste económico y estabilización monetaria de Milei-Caputo, comienza a mostrar los primeros resultados. Después de una fuerte devaluación en diciembre pasado, con un fuerte impacto en los precios a partir de enero de este año, los efectos provocaron una importante caída de la actividad y desaceleración de la inflación en la faz económica. La baja de tasas y la escasa oferta de pesos, provocó un ancla al dólar, que flota cerca de los $1.000, y redujo a nada la brecha entre los distintos tipos de cambio, heredados de la gestión anterior.

Esto ocurrió en la macroeconomía. Sin embargo, en distintas cadenas de valor, y en particular la de algunos alimentos, medicamentos y otros elementos de la canasta básica, los valores continúan en valores exorbitantes, incluso comparado con los países vecinos. Por ello, el gobierno, al igual que lo hizo Menem-Cavallo en los ´90, liberó los aranceles e impuestos a la importación de esos productos.

En los últimos días de marzo, comenzaron a ceder algunos valores, aparecieron ofertas y promociones. Así, un atún 170 gramos de una marca conocida, que en febrero valía en promedio $2.600, ahora se puede conseguir en algo menos de $1.800. Algo más del 30% de baja, aunque todavía por encima de los valores que tiene en Chile o Bolivia. Se espera que estas bajas se comiencen a verificar en todos los productos, con valores que superan los precios internacionales, como cubiertas, baterías, indumentaria, algunos alimentos, vehículos, entre otros.

Esta experiencia no es nueva. En los ´90, la convertibilidad trajo aparejada una baja de los precios, y una referencia de valores en dólares, que se cancelaban en pesos por la paridad cambiaria. Algo parecido, a pensar un dólar, mil pesos, y así de simple la cuenta. Una cubierta que cuesta $100.000, y tiene un valor internacional de 100 dólares, está en precio.

Resulta evidente entonces que la inflación distorsiona los precios, y que la estabilidad los transparenta. Cuando un proceso de expansión monetaria se mantiene en el tiempo, los agentes económicos tienden a transferir sus ineficiencias y costos de gestión al precio, porque el consumidor en general no tiene clara idea del verdadero costo de las cosas, ni cuenta con elementos suficientes para comparar entre equivalentes o similares. Las grandes cadenas tientan con algunas ofertas, y recuperan con lo tarifado en el resto de los productos.

Pero una vez que la hinchazón de la inflación cede y los consumidores tenemos valores de referencia, no alcanzan algunas ofertas para tentar las compras. Tampoco resulta sencillo fijar los márgenes para que cierren los costos. En este contexto, los productores y comercios que tengan ineficiencias, estructuras pesadas, altos costos fijos o volúmenes chicos de ventas, no podrán competir, y en el mediano plazo tendrán que cerrar. Las Pymes, deberán concentrar su estructura en gestión familiar, y los mandos medios de las empresas medianas, se reducirán a uno o dos. Cuando el mercado se abre, la globalización trae oportunidades, pero también amenazas. Pasó en el año 1980, con la gestión de Martínez de Hoz, y en 1991, de Cavallo. ¿La tercera, con Caputo, será diferente, o tropezaremos nuevamente con la misma piedra?