• 16 de marzo de 2024

Belén Montilla: “Un llamado telefónico vale más que la vida de una persona”

Belén Montilla: “Un llamado telefónico vale más que la vida de una persona”

Lo dijo un magistrado judicial: “Una madre, cuando ha perdido una hija, tiene derecho a opinar lo que quiera o siente. Pero la justicia tiene sus tiempos y protocolos”

Tal vez sean distintos los tiempos. Pero es importante escuchar el mensaje de Belén Montilla, la mamá de Lucía, la joven de 16 años que el 15 de octubre pasado murió porque dos jóvenes –uno de 17 y otro de 18- demostraban “habilidades” como conductores en la madrugada.

Belén Montilla, es una mujer de la cultura, profesora de danzas, directora del Teatro de Albardón. Y así comenzó su entrevista en el programa La Ventana.

-Pido justicia por Lucía, por mi hija menor, que el 15 de octubre, producto de una picada, como ya saben, de tipo gatillo, perdió la vida. Y lo hago justamente hoy, en el Día de la Mujer, porque esta lucha, que en este caso encabezo yo, pero junto con un montón de gente detrás, es un pedido de justicia por mi hija y porque tiene que haber muchas más Lucías. Necesitamos concientizar primero a los padres y a los chicos también.  Y por otra parte, saber dónde estamos parados en estas causas cuando nos sobrepasa el poder, y es ahí donde gira esta causa.

-De alguna forma, Belén, es como que la justicia tiene un paso mucho más lento que el resto de la gente, ¿no?

-Sí, sí, en principio, siempre agradecí a la doctora Camus, que actuó rápidamente y en los dos meses que tuvo la causa dispuso que el menor fuera alojado en el Instituto. Pero a partir de ahí la causa no tuvo juez, al día de hoy no hay juez en la causa.

Juanca y Juan Carlos Bataller entrevistan a Belén Montilla

-¿No hay juez?

– Yo saco mis propias conclusiones, y todo el mundo saca sus propias conclusiones. El otro protagonista, que era mayor, es hijo de un juez federal, conocido por todo el poder político y judicial y esto que estoy diciendo es responsabilidad mía. Entonces, creo que es donde se empieza a entorpecer todo, y en donde todo se detiene, en donde quizás un llamado telefónico vale más que la vida de una persona.

-Más allá de que no haya juez ¿Cómo marcha la causa?

–Yo personalmente no estoy en los detalles de la causa. Por mi salud he decidido no indagar mucho. Sé que mi hijo y el papá de Lucía están trabajando en el tema, el abogado está trabajando también. Hoy lo charlaba con mi hijo y habían designado a tres jueces y no habían aceptado y uno, que aceptó, se hizo a un costado. Es muy difícil estar en este lugar, es muy complicado, pero acudo a la empatía de todos, de este reclamo de justicia, porque creo que sumando voluntades de la manera que hemos decidido hacerlo llegarán los resultados.

-¿Y cuáles serían esos resultados?

-Nosotros pedimos desde el silencio, desde el color blanco que la simboliza a Lucía con su dulzura, con su amor. Lo hacemos marchando o haciendo distintas movidas para que la gente tome conciencia de lo que sucede en las calles.  No lo hacemos con un espíritu de venganza sino para que todos tomen conciencia de lo que significa tomar un auto, o darle el auto a un chico y acostarnos a dormir. Que pensemos en la responsabilidad de que con ese auto se piense en correr picadas, o competir qué auto raya más o hace más ruido. De una vez por todas debemos entender que cuando eso ocurre la intencionalidad de hacer daño está presente.

“Al día de hoy no hay juez en la causa. Tres fueron designados y no aceptaron y uno, que aceptó, se hizo a un costado”.

-No es fácil ponerse al frente de un grupo de personas que han tenido grandes pérdidas….

-Creo que optamos con ese mismo respeto que se ve cuando uno toma las riendas de un trabajo, que es lo que decidimos tomar ahora, porque es muy difícil salir después de lo sucedido, es muy difícil ponerse de pie y es ahí donde el hecho cultural o lo que yo estaba acostumbrada a hacer me dio un poquito, una chispita de luz, lo mismo que mis chicos de danza. Entonces por ahí vuelvo a decir que el arte salva, me está dando una mano muy grande el arte, pero sobre todo también esto del respeto. Creo que todo el origen es el amor y el respeto.

-Este caso tiene gran repercusión por los involucrados. Pero se sigue repitiendo permanentemente…

.-Yo te aseguro que la historia sería otra si a cualquier chico le hubiera pasado eso esa noche. Hay mucha gente involucrada, muchos nombres políticos conocidos. Y en algún momento perdemos de vista que Lucía hoy no está, lo perdemos de vista totalmente. Y es cuando tenemos que salir. Si hoy estamos en esta lucha es gracias a la fuerza de ella. Mis hijos son mis grandes maestros y me enseñan a estar parada el día de hoy, para esto, para luchar, pero no solo por la justicia de Lucía, sino para encontrar el para qué de otras cosas, para podernos en el lugar de padres y enfatizar en esto del respeto hacia el otro. Pero siempre desde casa, desde las instituciones, desde el trabajo, desde nosotros como agentes multiplicadores de estos mensajes. Para que no sea en vano. Hoy la familia, nuestra familia, está destruida. Pero existen muchas familias que tienen la posibilidad de tener su hijo al lado, de abrazarlo y a partir de ahí mirarlo y decir qué hago por vos. No porque te abrazo y te tengo, sino que lo hago por vos para cuando salgas por la calle y porque voy a hacerlo por los demás, no solo por vos, sino por todos los demás que se cruzan en tu camino

Belén Montilla, la mamá de Lucía, la joven de 16 años que el 15 de octubre pasado murió cuando dos jóvenes demostraban sus “habilidades” como conductores en la madrugada.

-Si uno se guía por lo que ve en las calles pareciera que el mensaje tarda en llegar…

– Hay que insistir. Yo les digo a todos, si tienen la oportunidad de tener al hijo al lado, decirles che, mirá, esto no se hace así, desde la escuela, desde los maestros, desde todo.  Yo dejo de preguntar por qué y sigo preguntándome los por qué, pero intento transformarlos en pequeños logros para qué y el para qué es el de cada uno, el de que está en casa, para que no vuelva a suceder.

-Lo más difícil, Belén, es mantener, como lo estás diciendo hasta ahora, una línea, es decir, dentro del respeto, dentro de la cordura, dentro del enseñar.

“Yo les digo a todos, si tienen la oportunidad de tener al hijo al lado, díganle, che, mirá, esto no se hace así. Y hay que decirlo desde la casa, desde la escuela, desde los maestros, desde todo”. 

-Cuando Valentina, mi primera hija, nace con una ceguera, creo que vino a enseñarnos que más allá de no poder ver, teníamos que aprender muchísimas cosas. Y aprendimos- Aprendimos el amor diario, de decirnos te amo y enseñarnos día a día. Lo aprendimos y eso fue lo que aprendió Lucía y eso fue lo que dio en todas las personas que estaban porque lo dicen los mensajes que me llegan diariamente.  Mis hijos son mis maestros, ellos me enseñan diariamente.

-¿Qué esperas ahora Belén?

Por su papá, por mí, por esta familia que nos abraza, por estos cimientos que tengo, por el respeto a quienes nos están apoyando y a nosotros mismos te digo que a Lucía no la van a devolver. ¿Entendés? Pero sí que esperamos que esto no haya sucedido en vano, que aprendamos que si a la una y media hubo una denuncia por picada en el barrio y la policía hubiera actuado, yo no estaría acá. Y si, hace dos días salió una noticia, que habían atrapado a chicos que corrían picadas. Hace dos días. Dos días. Entonces decís, che, papá, da el mensaje. Y justicia, actúe.

Coincidieron en el programa de La Ventana Belén Montilla y Susana Laciar y se confundieron en un abrazo.