• 21 de septiembre de 2024

¿Y en qué trabajo?

¿Y en qué trabajo?

Escribe Juan Carlos Bataller

Decía Alvin Toffler hace dos décadas: «En el mundo moderno, aunque hubiera diez puestos de trabajo por cada trabajador parado; aunque se crearan diez millones de puestos de trabajo y sólo tuviéramos un millón de desocupados, la desocupación se mantendría. Porque los trabajos disponibles en el mundo moderno no pueden desempeñarse al menos que se tenga una capacitación —conocimientos— acorde a las exigencias técnicas de los nuevos puestos».

Si usted analiza de qué trabajan muchos de los inmigrantes clandestinos en los países más avanzados verá que son lavacopas, limpiapisos, empleados de seguridad.

Son empleos que no quieren realizar los habitantes de esos países. Trabajos muy mal pagos, generalmente sin continuidad.

Conseguir un trabajo estable, requiere ciertas condiciones.

Los trabajadores más requeridos hoy son especialidades u oficios que demandan estudios terciarios o universitarios.

Y este es el problema que enfrentamos hoy los sanjuaninos en particular y los argentinos en general. Hay empleos en algunas áreas y al mismo tiempo faltan en otras.

Concretamente: hay miles de personas sin calificación laboral y para ellos, cada día, hay menos posibilidades de conseguir un trabajo.

A la falta de capacitación agreguemos que muchos de los que perdieron sus empleos en la crisis del año 2.000 han perdido también la disciplina y la cultura del trabajo.

Ya no basta con la construcción de un dique, no alcanza con hacer un gran barrio, no es suficiente gestionar nuevas promociónes agrícola e industrial.

Una gran obra pública puede dar trabajo a miles personas y terminar por un tiempo el problema de la desocupación. Pero las empresas ya no contratan a un obrero sin especialización. Necesitan albañiles, herreros, carpinteros, encofradores, azulejistas formados.

Y lo mismo pasa en el campo. Hoy el obrero rural debe saber podar con técnicas modernas, manejar sistemas de riego, solucionar problemas de una bomba, manejar un tractor. No es cierto que aumentando diez mil hectáreas la producción agrícola habrá trabajo para todos.

Ni hablar de ingreso a una industria o a la gran minería.

E incluso al Estado, cada vez más necesitado de personal calificado en todas sus áreas.

En un país donde hay un alto porcentaje de jóvenes que no leen o no entienden lo que leen e incluso algunos ni siquiera pueden resolver una simple operación matemática, es preocupante el futuro en el mundo profesional.

Guste o no, hay profesiones que enfrentan grandes cambios. Algunas con riesgo de desaparecer, otras con necesidad de actualización permanente y en ciertos casos, profesiones que ni siquiera se han creado o no cuentan con los docentes calificados para llevarlas adelante.

Este es el gran desafio, Son tan rápido los cambios conceptuales y tecnológicos que pronto no será suficiente tener un diploma con conocimientos de hace veinte o treinta años.