• 10 de agosto de 2024

Un hombre gris que logró que todos lo critiquen

Un hombre gris que logró que todos lo critiquen

Por Juan Carlos Bataller Plana

Cuando en las carreras relacionadas con las ciencias políticas se estudie la gestión de Alberto Fernández, va a ser un muy buen ejemplo de lo que no debe hacerse en política.

A casi 8 meses de la finalización de su gestión como presidente de la Nación, ha logrado algo impensado en estos tiempos. Logró unir a todos para que lo critiquen. Incluso sus laderos más fieles le soltaron la mano y hasta sobreactúan en ser los más críticos para no quedar pegados a un político que hoy es un ancla de mil toneladas, yendo raudamente en su carrera política a las profundidades más grandes que puedan existir.

En política los liderazgos se construyen. Y quien llega con el poder prestado, debe morder la mano de quien lo puso ahí o ser un obediente empleado jerarquizado. Fernández no hizo una ni otra. Nunca se animó a encarar de frente a Cristina Fernández y defraudó a ese sector que lo hizo presidente.

Hay una realidad, Fernández es un hombre gris, eficiente cuando su jefe era Néstor Kirchner, que pasó a conducir el país por ser elegido por CFK. Y pasó a hacer una gestión gris, con un solo momento de gloria cuando empezaba la pandemia y afirmaba que por cuidarnos nos encerraba a todos. Al mes de estar así, empezaron las críticas de quienes veían un país paralizado. A mitad de gestión no defendió a los pocos leales que le quedaban y terminó entregando el poder a su ministro de Economía Sergio Massa.

Como será que ni siquiera se analizó la posibilidad que buscara la reelección.

Con las denuncias de su exesposa de violento y de los fiscales que quieren saber si era parte de un gran negocio millonario con los seguros que le sacaban plata a los jubilados, directamente el profesor Fernández perdió lo poco que le quedaba de capital político. Hasta le va a resultar difícil seguir al frente de su cátedra ya que lo van a escrachar.

Y en un peronismo pragmático, en poco tiempo más será sólo un mal recuerdo de una gestión olvidable.

Si bien en teoría se puede felicitar al líder que consensua, que no busca imponer sino convencer, que trata que prevalezca la moderación, la realidad es que, en Argentina, un presidente se lo elige como el gran piloto de tormentas que debe llevar un barco bastante maltrecho en medio de una tempestad que no da treguas. Y ese capitán no debe dudar. Bueno, sin dudas que no tuvo esas cualidades quien hoy es tapa por ser denunciado de golpear a la madre de su hijo.

Fernández ya es historia, hay cosas de las que no se vuelve.

Y en un futuro cercano sólo será un leve recuerdo de un político que hizo todo mal…