• 7 de octubre de 2022

Los misteriosos sucesos ocurridos al padre Cámpora y que muchos los asocian al exorcismo

Los misteriosos sucesos ocurridos al padre Cámpora y que muchos los asocian al exorcismo

Al sacerdote que está en Los Berros, se le acaba de incendiar la casa. Pero no es la primera vez que le ocurre un suceso de estos. En todos los casos, nunca encontraron explicación. Él dice que son las “fuerzas del mal”, pero que de todos modos hay que seguir viviendo con esperanza.

Si bien, el incendio ocurrido el sábado pasado fue una desgracia con suerte, según comentó el padre Rómulo Cámpora, porque Dios pone la mano en todo, no deja de causar extrañeza que ni la Policía, ni los Bomberos hayan encontrado una causa del origen del incendio ocurrido en la casa del sacerdote. Sin embargo, no es la primera vez que le sucede algo así. Y si bien, Cámpora dijo que no hay que hacer sensacionalismo de esto porque es “hacerle caldo gordo al demonio”, se mostró una vez más consternado por la situación. Aun así, contó que a él nadie lo para y que va a seguir viviendo con esperanza, como siempre, al lado de la gente que lo necesita.

El último hecho ocurrió el sábado pasado cuando el fuego arrasó su vivienda de Los Berros. Perdió los hábitos y todos los símbolos religiosos. Los peritajes de la Policía y los bomberos no hallaron una razón para el inicio del fuego, entonces el sacerdote culpó a las “fuerzas del mal”. “Cuando uno trabaja, el de abajo se enoja”, dijo el padre. Un suceso similar ocurrió el año pasado, la noche anterior a la celebración de la misa matutina de domingo cuando, como lo hace habitualmente, fue hasta el altar de la Parroquia Santo Domingo de Guzmán, en Iglesia, a colocar una vela junto a una imagen de Jesús de la Divina Misericordia, San José y María Auxiliadora. «En un momento de la noche observé humo y se trataba de un mantel que ardía de manera extraña, como si lo hubieran recortado», explicó el sacerdote. El fuego llegó solamente hasta las figuras de los santos y, aparentemente, se apagó sin dañarlas.  Al día siguiente, durante la misa transmitida por Radio La Cumbre, el Padre Cámpora contó ante la audiencia lo sucedido en la noche anterior. La transmisión, con llegada a Chile y a México inclusive. En el momento de la consagración, contó, se dieron fogonazos leves en todas las casas y en la radio.

Bajo fuego. Se quemaron todos los hábitos y los objetos religiosos, además de los muebles.

El padre Rómulo Cámpora forma parte del Misterio de la Consolación, que son los sacerdotes autorizados por el Obispo, a realizar exorcismos. En San Juan hay dos que pueden llevar a cabo este ritual. «El exorcismo siempre atrae el odio y el rencor del enemigo, no tenemos que obviarlo pero tampoco vivir traumado con estas cosas», explicó el cura.

Los sacerdotes exorcistas son cuidadosamente elegidos por la Iglesia Católica. Los designa el Obispo. Estos son cautos a la hora de hablar del tema porque dicen que es una cuestión íntima, como lo es la confesión, pero que a veces se conocen detalles por los mismos protagonistas, o por las familias que son testigos de un exorcismo. En la creencia religiosa católica, el exorcismo es la práctica religiosa realizada contra una fuerza maligna, se utilizan diversos métodos cuyo fin es expulsar dicho ente de la persona que se encuentra poseía por esa fuerza.

Durante el exorcismo se reza una oración especial mediante la que se le pide a Dios que libere el alma. Además de continuas órdenes de expulsión. Se puede usar crucifijos, agua bendita y hasta reliquias.  El sacerdote puede estar asistido por laicos. También suele estar presente la familia de la persona “poseída”. De todos modos, los curas exorcistas dicen que es Dios quien hace todo y que ellos solo son un instrumento. Para realizar esta práctica se necesita la autorización del Obispo de la diócesis, previa recomendación de un tribunal eclesiástico. El exorcismo puede ser rápido o llevar años.

RÓMULO CÁMPORA-SACERDOTE

“No me gusta que me llamen exorcista porque es hacerle el caldo gordo al demonio”

-¿Cree que lo que le ocurrió tiene que ver con las “fuerzas del mal”?

-En primer lugar, y por respeto a otras personas que sufrieron incendios y que inclusive tuvieron pérdidas de seres queridos, quiero decir que lo que me pasó no es grave. Solo fueron daños materiales y todo eso se repone. La gente hizo una colecta por propia voluntad, no es algo que pedí y afortunadamente nadie salió lastimado. Por otro lado, no quiero hacer sensacionalismo de esto porque son cosas que pasan, pero siempre las fuerzas del mal están presentes, sobre todo cuando uno trata de combatirlas.

-¿Usted puede realizar exorcismos?

-Estoy autorizado por el Obispo para realizarlos. Pero no me gusta que me llamen exorcista, porque es hacerle el caldo gordo al demonio, que busca desestabilizar y crear momentos de crisis. Solo soy un sacerdote que busca el bien y que quiere estar con la gente que lo necesita. Ser exorcista no implica una jerarquía, soy un más, soy un instrumento de Dios, como lo somos todos los sacerdotes.

-¿Molesta que usted hable de estas cosas?

-Yo nunca fui políticamente correcto a la hora de hablar. Soy sincero y digo lo que pienso. Pero en alguna oportunidad me dijeron que era mejor no hablar de algunas cosas porque los católicos podían abandonar la Iglesia. Yo digo que los católicos se están yendo por otras razones, por los abusos por ejemplo.

-¿Por qué cree que le suceden estos hechos a usted?

-No es contra mí específicamente. Si se observa lo que pasa en el mundo en general, verá que al diablo no le gusta la gente con buen corazón, menos que se ayude a la gente. No le gusta la vida, ni el matrimonio, y así estamos viendo cada vez más jóvenes que se suicidan. Es por eso que hay que poner el foco ahí, tenemos que escucharnos más, porque estas son las fuerzas del mal que aprovechan momentos de debilidad, de flaqueza. Tengo 56 años e ingresé al Seminario a los 12, llevo un largo camino recorrido y vi mucha gente agobiada. Nuestra misión es estar ahí, para dar consuelo, para ser instrumento de Dios. Por eso amor esta Iglesia, y no hay que hablar mal de nada ni nadie. Eso me lo enseñó el padre Mariano Ianelli, del que fui vicario hace más de 30 años. He pasado por muchos pueblos de la provincia, vi muchas cosas, pero nada me detiene, sigo con fe y esperanza, y eso es lo que trato de transmitirle a la gente.