• 19 de octubre de 2024

Los medicamentos en Argentina son hasta un mil % más caros que en España y Estados Unidos

Los medicamentos en Argentina son hasta un mil % más caros que en España y Estados Unidos

Un informe de Infobae revela datos asombrosos y critica el accionar de algunos médicos

Mientras el gobierno cierra los ojos, muchos médicos se empecinan en ser parte del negocio y la voracidad de los laboratorios argentinos crece, un informe de INFOBAE revela que hay producto hasta un mil por ciento más caros en la Argentina que en Estados Unidos y España.

Según Rubén Sajem, director de CEPROFAR (Centro de Profesionales Farmacéuticos), “la caída de recetas (las que se dejan de comprar) entre agosto de 2023 y el mismo mes de 2024 alcanzó al 15%. Es muchísimo. En agosto de 2024 se dispensaron 51.850.000 unidades, en agosto del año pasado 61.010.000 millones. Es decir, hay una caída de 9.160.000 unidades, de las cuales el 70% corresponde a medicamentos recetados. Cuando decimos unidades hablamos de envases para un tratamiento. Son cerca de 10 millones de tratamientos caídos”.

Rubén Sajem, director de CEPROFAR (Centro de Profesionales Farmacéuticos)

De acuerdo a su testimonio, es más grave en medicamentos recetados a través de PAMI: “Lo que están diciendo las farmacias de distintos puntos del país es que los medicamentos que perdieron la gratuidad, y el jubilado tiene que pagar un porcentaje, no lo lleva”.

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La cifra contrasta con la noticia de la facturación de la industria farmacéutica argentina, que en el mismo período alcanzó los 3.080 millones de dólares, un incremento del 332,9% respecto a igual período de 2023, según informó la agencia EFE en base a fuentes oficiales.

A todo esto. en el Gobierno están preocupados por los altos precios de los medicamentos y la dispersión que existe entre los diferentes laboratorios. Lo suele repetir Federico Sturzenegger, que impulsa medidas para desmantelar el lobby de los laboratorios“El Omeprazol genérico sale 3 mil pesos y una marca no genérica vale alrededor de 23 mil”. Aunque según señala Sajem, “si hablamos con propiedad, en Argentina no hay medicamentos genéricos. Todas son marcas. Algunos laboratorios las hacen conocer más”.

Y lo explica: “Los laboratorios argentinos, en general, no producen medicamentos innovadores. Es una falla de la industria: son copias de otros que eran originales y por el tiempo transcurrido han vencido las patentes y los puede producir cualquiera.

>Por ejemplo, el Ibuprofeno entró en uso en 1969, hace 55 años. Hay 36 marcas de Ibuprofeno en el país, con una diferencia de precio mayor al 300%, de 1.500 pesos a 7.000. Y siempre, la que más se usa es la más cara.

>El Omeprazol entró al mercado en 1979, hace 44 años. No es una innovación. Y hay 30 marcas. El más caro cuesta 21 mil pesos. El más barato, 3 mil. Hay un 800% de diferencia. Y el médico receta la primera porque es de un laboratorio muy conocido. 

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Hay un abuso de la posición dominante a través de las técnicas de marketing, que unos laboratorios pueden manejar mejor que otros. Nosotros en la farmacia se lo podemos cambiar a la gente, le decimos que hay uno más económico, pero el paciente casi siempre se atiene a lo que le indica el médico. Que se transforma en “El gran socio”. Revertirlo exigiría una presencia muy activa de la autoridad sanitaria”.

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El directivo farmacéutico señala que el motivo de dicho comportamiento es que “quienes tienen menos información sanitaria, en el caso de los productos de venta libre, compran la marca que ven en la publicidad. Y lo mismo el médico, receta al laboratorio que más lo visita. Evidentemente hay métodos de inducción, porque no hay medicamentos de distintas calidades en Argentina. 

Podrán decir que aunque tengan el mismo principio activo, tienen distintas características de biodisponibilidad, más aceptación en el organismo. Pero no todos los laboratorios tienen hechos esos análisis, por eso viven pidiendo prórrogas al ANMAT para no hacer esos estudios clínicos en pacientes, porque son caros. Entonces el médico no se apoya en una mejor calidad, sino en una mejor difusión de la marca, las que tienen mayor publicidad y propaganda. Es la realidad”.

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Además, Sajem desliza un dato revelador sobre la forma en que se manejan los recetarios en el país. Si realmente se quisieran bajar los precios, la diferencia entre lo que recetan los médicos y los medicamentos que usan las clínicas privadas y hospitales públicos para los mismos pacientes también resultan un escollo: “Los mismos médicos, cuando trabajan en una institución hospitalaria, a los pacientes internados le dan el medicamento más barato, ahí lo aceptan. Pero cuando recetan para que el paciente vaya a la farmacia, lo obligan a pagar el más caro. Hay una distorsión ahí, mucho para corregir”.

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La periodista y escritora Soledad Ferrari investigó el mundo de la salud y publicó un libro revelador, llamado previsiblemente “El negocio de la salud”. Allí posó su mirada crítica. Y el precio de los medicamentos no fue ajeno: “Los sobreprecios que tienen los medicamentos en Argentina, donde son más caros que en los Estados Unidos, son una locura. Los laboratorios aducen que es por la cantidad de años de investigación que llevan a producirlos, pero acá no hay nadie que controle. No les importa. Además, hay una relación tóxica implícita entre médicos y laboratorios. Esto sucede en todo el mundo, pero Argentina es un país cada vez más pobre, donde los médicos ganan cada vez peor. Imaginate entonces…”

Según ella, además, aquí “sobre medican a sus pacientes y con los medicamentos más caros, ¿por qué?

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De acuerdo al relevamiento que hizo Infobae en Argentina, Perú, España, Colombia y los Estados Unidos, en la mayoría de los casos los medicamentos son muchísimo más caros en nuestro país, según el cuadro que abre esta nota. Los casos más extremos son el Omeprazol, que aquí se comercializa a 25.997 pesos y es un 680,1% más caro que en España, y el Bisoprolol, que en Argentina cuesta 36.119 pesos y supera en un 1.011,9% el precio de las farmacias españolas. 

En los 10 medicamentos que integran la canasta consultada, sólo el ibuprofeno fue un 16,1% más barato que en Colombia; el paracetamol un 30,9% más económico que en los Estados Unidos, la amoxicilina fue un 1,2% más cara en Argentina y un 67,1% en Colombia; y en el enalapril hay una diferencia del 10,5% con el que se vende en Colombia a favor del argentino. En el resto de las 31 comparaciones, en nuestro país hay que pagar más por los medicamentos.

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Por supuesto, los precios extremadamente caros de los medicamentos en la Argentina no comenzaron hace apenas 9 meses con el nuevo gobierno. Un informe de la CELAG (Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica) firmado por Gerardo Esteban Gómez Santiago y Guillermo Oglietti reveló la situación que se vivió en América Latina con el costo de los remedios durante la pandemia. Ellos presentaron un análisis comparativo en una región donde el gasto en salud representaba —en esa fotografía de 2020 y 2021—, el 6,6% del PBI, y el gasto per cápita ascendía a 1.026 dólares. Allí se mencionaba que casi el 8% de los hogares gastaban más del 10% de su ingreso en gastos sanitarios, lo que ocasionaba que el 1,7% de la población cayera debajo de la línea de pobreza.

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Los medicamentos genéricos han sido una solución para aliviar el bolsillo de los pacientes en muchos países: “En el mundo se impusieron en distintos lugares como España, Europa Oriental, inclusive Estados Unidos. Allí, grandes laboratorios como Sanofi, GSK (Glaxo Smith Kline) o Pfizer tienen sus propias marcas de genéricos. Por ejemplo, la de Pfizer es Greenstone, tiene amoxicilina Greenstone. Avalan al genérico. Pero acá uno pide una amoxicilina y le dan la marca más conocida. Y un medicamento que tiene 40 o 50 años en el mercado no se debería vender imponiendo la marca, en cierta forma es un engaño. El médico debería recetar amoxicilina, el farmacéutico darle las 30 opciones y el paciente elegir, pero eso por lo general no sucede.

Paliativos.

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Según cuenta, la regulación de los precios de los medicamentos existe en todos los países del mundo. Y cita a los Estados Unidos: “Muchos países van incluso contra su industria farmacéutica cuando se excede. El propio Joe Biden, en su dimisión a la candidatura, enumeró los diez logros de su gestión, y en segundo lugar puso que mejoró la accesibilidad en cuanto al precio de los medicamentos. Y es el país más liberal del mundo, pero California importa medicamentos desde Canadá. Y a los laboratorios que aumentan sobre la inflación les aplican multas”.

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Sajem subraya que la industria norteamericana “apuesta a la investigación, al desarrollo biotecnológico, hoy producen medicamentos llamados de alto precio, muy complejos, que sólo pueden elaborar los laboratorios que se denominan Big Pharm”. En comparación, dice, “aquí hemos generado una industria farmacéutica que le da trabajo a 40.000 familias, genera valor agregado, pero en función de vender medicamentos viejos, de 40 o 50 años, que son copias y los venden a través de estrategias de marketing en las que sí se han desarrollado, pero no innovan y no investigan.

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Para él, existen formas de controlar que el precio de los medicamentos sean razonables. En primer lugar, la importación, como anunció la provincia de Mendoza. “Ellos lo pueden hacer sólo para su territorio, si hicieran tránsito de medicamentos ya implicaría la intervención de la ANMAT, que tratándose de un laboratorio de la India, debería ir a inspeccionarlo porque no entra dentro de los sistemas de regulación sanitaria de los controles europeos o norteamericanos. Pero a Mendoza sí los pueden enviar. Todo esto a pesar que estas marcas, que nosotros llamamos genéricos, son producidas para Sanofi, Pfizer o Novartis en la India o en China. Son medicamentos que ya tienen la patente vencida. Y el laboratorio hará un control antes de ofrecerlos al público”.

Por otro lado, el fomento del uso de medicamentos genéricos y biosimilares. “Por ejemplo en España —explica—, el médico no receta lo que quiere. Si no lo hace, le llaman la atención y puede hasta perder la posibilidad de recetar para determinada obra social”

En segundo término coloca a las compras centralizadas con un pacto entre países: “Hoy existe un acuerdo entre Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo, que suman una población aproximada a la de Argentina, para monitorear y comprar juntos para frenar el precio de los medicamentos, sobre todo en el caso de los de alto costo”.

En tercer lugar, dice que sería útil “establecer listas de financiación de la seguridad social. Por ejemplo, si un omeprazol cuesta el 800% más que otro, que no se lo incorpore en las listas. Porque acá, a ese medicamento más caro, un médico lo receta por PAMI, y PAMI lo tiene que pagar. Y por otro lado, le saca medicamentos a los jubilados…”

 (Con información de Infobae España, Infobae Colombia e Infobae Perú)