• 21 de septiembre de 2024

La pérdida del deseo sexual en los jóvenes

La pérdida del deseo sexual en los jóvenes

El psicoanalista italiano Luigi Zoja explica en su último libro que “La sexualidad entró en una fase de decadencia, pero no hemos querido verlo”

En abril pasado estuvo en Buenos Aires Luigi Zoja presentando su última obra en la Feria del libro. Más que una obra literaria, este psicoanalista italiano de fama mundial dejó un concepto al menos inquietante: “La sexualidad entró en una fase de decadencia, pero no hemos querido verlo”

Zoja dejò estos datos:

>En Estados Unidos, el porcentaje de hombres jóvenes (18-24 años) sexualmente inactivos aumentó de 18,9 en 2002 a 30,9 en 2018. Entre los activos, además, el grupo que declara tener relaciones al menos una vez por semana disminuyó de manera importante, con la excepción de gays y bisexuales.

>En Gran Bretaña, la frecuencia media de las relaciones heterosexuales se redujo un 25% entre 2001 y 2012. La caída se concentró en las relaciones vaginales, mientras las orales mantuvieron su frecuencia y las anales se incrementaron significativamente, si bien su peso relativo aún es exiguo. En cuanto a las relaciones homosexuales, aumentaron bastante entre las mujeres, pero también entre rangos reducidos.

>En Alemania, entre 2005 y 2016, las personas de entre 18 y 30 años sexualmente inactivas pasaron del 7,5 al 20,3%.

Todos estos números provienen de estudios periódicos realizados por instituciones de prestigio, mediante encuestas nacionales que comprenden varios miles de casos. Y son sólo algunos de los datos que cita Luigi Zoja en La pérdida del deseo (FCE), su nuevo libro.

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No hay datos de la misma calidad para otros países, pero los tres aludidos suelen predecir las tendencias culturales de Occidente, advierte Zoja, psicoanalista junguiano que primero estudió economía. En sus muy traducidos ensayos se ha ocupado de varios trastornos de la época: las adicciones, la crisis de la figura paterna, la paranoia política.

-¿Es un problema que los jóvenes tengan menos sexo?

La respuesta del libro es que no estamos ante “una maduración hacia valores constructivos”, sino ante “una huida de las responsabilidades primarias”. Un alejamiento no elegido, sino sufrido, de las formas de sexualidad que implican un vínculo con otro. Un denso malestar existencial de adolescentes y jóvenes que se odian frente al espejo, que se intoxican buscando alivio más que placer, que son nativos de tecnologías afines a la ansiedad y el apuro y que han comenzado a sufrir “el frecuente colapso de su identidad corporal”.

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Dice el libro que, para algunos jóvenes y adolescentes, despojarse de las convenciones burguesas se termina transformando en “un infierno”. Y agrega Zoja:

“Yo tengo la suerte de recibir más pacientes de los que necesito, por lo que puedo elegir. Entonces elijo de todas las edades y lo que pasa con los más jóvenes es extremadamente interesante. Porque incluso los más analíticos, tipos muy sensibles, que leen, tienen problemáticas sexuales totalmente nuevas. De un lado, están los que tienen demasiada sexualidad sin afectividad, lo que conlleva depresión y desilusión. Otros, en cambio, tienen demasiado miedo a la sexualidad, porque están ansiosos e inseguros. Entonces aplazan la primera experiencia sexual, pero –esto es importante– con racionalización. Por ejemplo: “Antes quiero estar seguro de que soy heterosexual y no homosexual o bisexual”. Pero es totalmente abstracto. No es “mi problema es que me atrae un compañero de estudios y tengo vergüenza”, porque en sus entornos eso ya está aceptado.

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“El problema –pero no lo dicen, tampoco a sí mismos– es que estoy inseguro en general y proyecto esa inseguridad en el instinto sexual. Entonces racionalizo: tengo que descubrir mi identidad de género. Y están literalmente convencidos de que no saben si son homosexuales, o incluso asexuales, que también es una opción.

Al profundizar en esos miedos, describe a los jóvenes enfrentados a una libertad total, pero sólo en las palabras, y que a menudo es vivida “como un cautiverio dentro del propio cuerpo y sus funciones”.

“Lo que sucede es que, como sabemos, los instintos humanos no dependen sólo de nuestro cuerpo: están modulados por la cultura y la educación. Y cuando la cultura desorienta al cuerpo, cuando disocia la necesidad física del deseo psíquico, el instinto se pervierte.

“En América Latina, por ejemplo, muchos pasaron casi sin transición de ser demasiado flacos, porque no comían bastante, a tener obesidad porque comen azúcar y nutrición basura en exceso. Es decir, la cultura –en este caso, un modo de vida que genera ansiedad y progreso económico sin progreso en la educación– pervirtió el instinto de nutrición. Bueno, con el instinto sexual ha pasado algo similar: los modelos que lo orientan cambiaron totalmente. Hace un siglo, el modelo eran los padres. Y algunos amigos, quizás tu hermano mayor. Esas eran las referencias que veías todo el tiempo. Y no era difícil volverse parecido, ¿no?

“Los instintos humanos no dependen sólo de nuestro cuerpo: están modulados por la cultura y la educación. Y cuando la cultura desorienta al cuerpo, cuando disocia la necesidad física del deseo psíquico, el instinto se pervierte”.

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“A tu teléfono, sobre todo si eres adolescente, te llegan cada día centenas de imágenes de gente más bella y más adecuada que tú. En el caso de las chicas, se fijan mucho en las influencers, que son personas ricas y muy bellas. Y parece que una de las razones fundamentales por las que cada vez más chicas se hacen cortes en brazos y piernas es esta comparación. Porque la chica que no es muy bella, ni mucho menos famosa, tiene rápidamente asco por su propio cuerpo. Y en cuanto a los varones, el problema es que hoy la mayoría de las chicas también son consumidoras de pornografía.

¿Y eso les complica?

“Claro, porque ellos saben de qué se trata, se estima que el 98 o 99% de los varones la consumen. ¿Pero qué es lo que consumen? Un fake, un total fake. Un Superman de la exhibición sexual que tiene una erección de 24 horas por día. Todos saben que no es así, que los actores porno toman Viagra, pero aun así el modelo prevalece y es un modelo terrible: un macho que nadie puede ser. Y mucho menos un adolescente tímido, como son la mayoría en su primera experiencia sexual.

También engaña el porno amateur, porque es gente común, pero nadie sube el video de cuando estaba nervioso o cansado.

Y tampoco se apartan del modelo: el varón siempre viril y la chica entusiasta y sometida. Lo cual también es un problema para las chicas, esto lo escuchas con las pacientes. Porque las chicas reales son igualmente tímidas en las primeras experiencias, más bien tratan de protegerse. Entonces todo se vuelve un fake, donde no existe la dificultad.

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“En buenas cuentas, la relación se invirtió: el porno, que en el pasado era una imitación fantasiosa de la sexualidad, hoy modela el imaginario sexual desde la infancia y por lo tanto es la sexualidad la que trata de imitar al porno. Además, los jóvenes y adolescentes que ahora llegan a la sexualidad, todos nacidos después del año 2000, se comunican básicamente con gente de su edad. Siempre ha sido así con los adolescentes, pero la edad de ingreso a esta etapa se anticipó. Entonces sus referentes han estado muy concentrados en personas que tampoco tienen una madurez.

Dice Zoja: “En Milán, mi ciudad, la moda y los perfumes son una economía muy importante. Aunque ya no están las fábricas, es puro valor agregado: se hacen las cosas en China y después le ponen la etiqueta. Y las estadísticas muestran que en Italia también la actividad sexual está decreciendo. Pero el sexo en sí mismo no aumenta el PIB, así que eso importa menos. A propósito de esto, hay unos estudios alemanes que sólo vine a descubrir una vez terminado el libro. Es un caso único, porque al reunificarse las dos Alemanias pudieron comparar las estadísticas ginecológicas. Y parece que en Alemania Oriental, de la que se decía “miren lo mal que viven, todos quieren cruzar para gozar de nuestro progreso”, las mujeres tenían en promedio dos veces más orgasmos que en el Oeste.

Luigi Zoja

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Una pregunta que cruza todo su ensayo es si las distintas libertades que hemos ganado con el orden liberal son también la historia de una pérdida. ¿Qué podríamos haber perdido?

Dice Zoja:  “Borges decía algo así: “Yo no creo que el ser humano sea exactamente libre, pero creo que tiene el deber de conducirse lo más posible como si lo fuera y pudiera disfrutarlo”. Me gusta eso, pero disfrutar la libertad no es algo sencillo. En el libro cito la paradoja de Buridán, un filósofo francés de la Edad Media. Se trata de un burro que cada día recibe la misma ración de heno, pero de pronto le empiezan a ofrecer dos fardos igualmente apetitosos y el burro deja de comer, porque no puede decidirse. Entonces digo que vivimos un tiempo hiperburidano. Un poco como los estudiantes que postergan la vida sexual porque hay muchas identidades disponibles y el problema ya no es cuál eligen, sino la elección misma. También comer se transformó en algo más complicado, porque no terminas nunca de evaluar nuevas posibilidades. Entonces la relación entre consumismo y libertad es muy discutible. Ahora, aquí la línea es delgada y no quiero volverme, como algunos psicoanalistas, una mala copia del moralismo católico. O del marxista, que al final era muy parecido. Pero creer que la libertad humana crece cuanto más crecen las opciones de elegir es una ilusión. Antes están nuestros límites.

“Al reunificarse las dos Alemanias pudieron comparar las estadísticas ginecológicas. Y parece que en Alemania Oriental, de la que se decía “miren lo mal que viven, todos quieren cruzar para gozar de nuestro progreso”, las mujeres tenían en promedio dos veces más orgasmos que en el Oeste”.

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Y agrega; “Entre naturaleza y cultura se están dando nuevas relaciones. Pero se exageran mucho estos fenómenos. Por ejemplo, hay sectores clericales que se espantan porque las fecundaciones se hacen en laboratorios. Pero en Italia no llegan al 1%. Más del 99% de los niños nacen de un encuentro entre un hombre y una mujer en la cama, o no sé dónde. ¿Puede cambiar esto en el futuro y afectar nuestra comprensión de la sexualidad humana? Es posible, pero habrá que verlo. O esto que dicen los conservadores, o el mismo Putin: “Ah, esta libertad va a crear una sociedad homosexual”. Hasta hoy, las estadísticas muestran que la homosexualidad también está totalmente exagerada. Ha crecido un poquito, pero es muy minoritaria. Y por el lado de los liberales, hay que dejar de pensar que, como ya no nos restringen las religiones monoteístas, ciertas aspiraciones tradicionales pasaron a ser propias de conservadores.

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A esta altura Zoja  dice: “Tengo tres pacientes de entre 19 y 24 años que buscan todas las chicas que quieren, pero dicen “no me interesa sólo una noche y tal”. Quieren poner en marcha una relación afectiva. El modelo Tinder, que acelera lo más posible la experiencia erótica y después vemos si nos interesa conocernos, no funciona. Aun en el marco de nuestros supuestos valores seculares, entre sexualidad y afectividad tiene que haber alguna relación”.