• 28 de septiembre de 2024

La familia y el puente

La familia y el puente

Escribe Juan Carlos Bataller

Un hombre lleva a su familia al puente más alto de la región,. 

-Familia, con lo que gano no puedo alimentarlos a todos. 

-¿Y qué vamos a hacer…?

 –Esto no da para más. Lo mejor es que nos tiremos de cabeza desde el puente. 

Ante tan dramática situación, todos se abrazan y comienzan a tirarse al abismo. 

Primero los cuatro abuelos.

Después las tres tías

Tras ellos llega el turno a los hijos.

Y finalmente a la esposa. 

Todo por supuesto en medio de desgarradoras escenas, llantos, abrazos y promesas de una mejor vida.

Faltaba el jefe de familia.

Cuando el hombre estaba a punto de tirarse, reflexiona: 

-iPero qué estoy haciendol iSi con lo que yo gano, para mi solo basta y sobra!

Esta fue la introducción de una nota que escribí para la columna La Ventana en 1995.

Han pasado muchos años. Pero el panorama sigue siendo el mismo.

O tenemos una economía muy chica o nos está sobrando gente.

Hay dos formas de eliminar un déficit: disminuyendo los gastos o agrandando los ingresos.

Y esto vale tanto para una familia como para una empresa. Y también para el Estado.

Esto lo saben el almacenero de la esquina, el CEO de Amazón o el presidente de los Estados Unidos.

Alguién dirá:

-Se pueden hacer las dos cosas al mismo tiempo.

Y tiene razón. Se pueden disminuir los gastos –especialmente los superfluos- y al mismo tiempo generar más ingresos.

Claro, es más fácil reducir las erogaciones que aumentar los ingresos.

Pero seamos claros.

Un país con pocos habitantes, sin problemas étnicos, culturales o religiosos graves, con un formidable territorio pleno de increíbles recursos agrícolas, mineros e incluso humanos, asentados en una diversidad climática envidiada por el mundo, no debería tener grandes dificultades para poner en marcha un ambicioso programa de crecimiento.

Tal vez el mayor problema es que nos venimos entreteniendo en cuestiones difíciles de entender.

No es función de esta columna proponer un programa económico.

Pero si de hacer una reflexión: ningún almacén de barrio se transformó en supermercado simplemente reduciendo gastos.