• 21 de octubre de 2022

La echaron de su casa por ser trans, es abanderada y piensa en la universidad

La echaron de su casa por ser trans, es abanderada y piensa en la universidad

Un duro relato de cómo la estigmatización condenaba a las personas que visibilizaban su identidad de género. Trabaja en el Centro Cívico, está en el último año de secundaria y porta la bandera. Desde ATTTA  lucha contra la discriminación.

En la escuela le hacían bullying y a los 11 años sufrió la exclusión de su hogar. Entonces deambuló por cuatro provincias hasta establecerse en San Juan.

Hoy está en pareja, es empleada de la administración pública provincial y con 40 años termina sus estudios. Hace dos semanas recibió una emocionante noticia: fue elegida abanderada de la escuela.

La dura historia de Verónica Araya es la de la mayoría de las mujeres trans en Argentina. Un dolor invisible que, tras décadas de lucha, desembocó en un contexto más inclusivo, que todavía tiene muchas imperfecciones.       

Ella reconoce que hace más de 20 años, la intención de hacer visible la identidad de género iba aparejada de la expulsión de los hogares, por ser mujer trans.  

Verónica nació en La Rioja. Era una niña cuando empezó a vivir la discriminación, el desarraigo y el rechazo familiar. Esto la obligó a viajar por distintas provincias y fueron sus amigas las que le dieron un techo en provincias como Catamarca, Córdoba, Tucumán y Buenos Aires.  

A los 15 años se acercó a su familia. Pero no dejó de ser independiente, algo que ya había madurado a la fuerza. Entonces logró reconstruir ese vínculo y los suyos empezaron a transitar el camino de la aceptación. Verónica vuelve siempre a su La Rioja natal y trabaja articuladamente con las compañeras de allá.

Misión cumplida. A sus 40 años, Verónica terminó sus estudios y fue elegida abanderada.

La dignidad

Hace 23 años llegó a San Juan y se quedó y hoy se considera “una sanjuanina más”. En la provincia se enamoró de un ingeniero civil, con quien convive desde hace 20 años. 

Acá fue peluquera, porque insertarse en otros ámbitos laborables era imposible. Pero con el cambio de contexto y las políticas de inclusión que llegaron, hace cinco años consiguió su primer trabajo registrado. Es monotributista y se desempeña en atención al público de la Dirección de Arbolado Público, en el Centro Cívico.  

Se lamenta porque la estigmatización no se termina, aunque reconoce que todo ha cambiado muchísimo. Fue un antes y un después en la provincia de San Juan. Ella ingresó al Estado junto a otras mujeres trans por su incansable labor como coordinadora de ATTTA (Asociación de Travestis, Transgéneros y Transexuales de Argentina) en la provincia. 

La forma en la que Araya sutura sus heridas es luchar por la inclusión. Entonces hizo un curso de lengua de señas y es encargada, por ahora ad honorem, del consultorio inclusivo Claudia Pía Baudracco, que funciona en el Hospital Marcial Quiroga. 

VERÓNICA ARAYA – DELEGADA DE ATTTA SAN JUAN

“Visibilizar la identidad de género venía de la mano de la exclusión del hogar”

-¿Sufriste bullying?

-Sí y fue por visibilizar mi género. Le pasó al 99 por ciento de mis compañeras, hacer visible la identidad de género venía aparejada con la exclusión del hogar por ser mujer trans.

-¿Qué te generó el rechazo familiar?

-Anduve por todo el país. Del Estado no tenía ayuda. Me quedaba en casa de amigas de Catamarca, Córdoba, Tucumán y Buenos Aires.

-¿Reconstruiste el vínculo familiar?

-A los 15 años me acerqué a la familia nuevamente. Logré reconstruir el vínculo y ellos empezaron a transitar el camino de la aceptación. Nací en La Rioja, vuelvo siempre a mi provincia. Trabajo articuladamente con las compañeras de allá.

-¿Sigue existiendo la estigmatización?

-Lamentablemente la estigmatización no se termina, pero todo ha cambiado muchísimo. Es positivo. Conozco un antes y un después en la Provincia de San Juan.

-¿Por qué dejaste la escuela?

-La estaba pasando mal. Ya no quería ir a la escuela, me escapaba por el bullying y la estigmatización que sufría. Hubo golpes también. Dejé en cuarto grado.

-¿Cómo va esta etapa después de retomar los estudios?

-Me inscribí en una escuela nocturna, terminé la primaria y hoy transito la secundaria. Me falta un año para terminar. Nunca pensé que iba a ser abanderada. Fue una sorpresa y una emoción cuando me lo comunicaron la directora y la profesora.

-¿Tu etapa de estudiante termina con la secundaria?

-No es la idea, quiero estudiar en la universidad. Estoy entre Trabajo Social y Abogacía.

-¿Tu tarea en ATTTA es tu motivación?

-Si, continúo luchando para derribar barreras económicas, sociales y culturales, para acceder a todos los derechos humanos. Yo estoy acá desde cuando no podíamos ni salir a comprar el pan.