- 16 de noviembre de 2024
Inflación, dólar, cepo: ¿alcanzan?


POR MARCELO DELGADO
Esta semana se conoció el índice de inflación de octubre, que alcanzó el 2,7%, el más bajo desde el año 2021. Una excelente noticia, acompañada por un dólar planchado y el anuncio del presidente Milei, de un baja en la devaluación mensual del peso: de 2% desde enero de 2024, al 1%, según resulte el dato de noviembre próximo.
Estos datos alientan a una pronta salida del cepo cambiario, que llevará a la macro economía a una situación de estabilidad y normalidad de carácter excepcional en la Argentina del siglo XXI.
Si a estas informaciones le agregamos el éxito del blanqueo, el fortalecimiento de las reservas del Banco Central, el RIGI (Régimen de Incentivos a Grandes Inversiones), podemos afirmar que el clima para las inversiones y los negocios sería inmejorable, comparado con los horizontes que asomaban meses atrás.
Sin embargo, la contracara de la situación económica exhibe una fuerte caída en el consumo, que no se recupera, salarios que siguen perdiendo contra la inflación, jubilaciones de miseria, altos costos de medicamentos, alimentos, servicios médicos, alquileres, vehículos, tecnología, tarifas, combustibles entre otros. Por otra parte, la fuerte presión fiscal y laboral, es un ancla para el despegue de muchas empresas, pero particularmente de las pymes.
La sensación de alivio, provocada por la calma del dólar, los precios y la marcha de la economía; se mixtura con cierta angustia de ver lejos la posibilidad de recuperar el poder de compra de las familias. Similar sentimiento afecta al empresario que sueña con volver a movilizar el capital para renovar tecnología, desarrollar nuevos productos, conquistar nuevos mercados, fortalecer sus instituciones. Los jóvenes siguen mirando otros destinos, como alternativas para construir un futuro o, al menos, pasarla bien sin mayores complicaciones.
El gobierno, además de ordenar la “macro”, está trabajando en nuevas reglas para impulsar actividades como la construcción. De hecho esta semana, puso en marcha créditos hipotecarios para proyectos inmobiliarios en pozo, se consolidan los préstamos bancarios en “UVAS”, volvieron las cuotas largas para vehículos, electrodomésticos, tecnologías. El ministro Sturzenegger todas las semanas elimina cientos de requerimientos burocráticos, que afectan las distintas cadenas de valor. Un esfuerzo que merece ser reconocido y valorado. Sin embargo, todavía no se visualizan las inversiones, los efectos derrame, ni fuertes reactivaciones, aunque fueren para ocupar la capacidad ociosa de las empresas.
La apuesta de la gestión es que el mercado, con nuevas reglas sostenibles en el tiempo, sea el motor que impulse definitivamente la microeconomía, las actividades regionales, mejore los salarios, incremente el pago de impuestos, y de este modo, se produzca el desarrollo. La pregunta entonces sería: ¿qué más necesita el mercado para reaccionar, o será un rol del Estado movilizar también la microeconomía?.