• 15 de julio de 2022

La historia del poema que nació en dictadura y se publicó 45 años después

La historia del poema que nació en                       dictadura y se publicó 45 años después

La escritora se lo dedicó José Casas cuando estaba preso. Ahora sale a la luz tras ser publicado en el libro póstumo de la poeta. Esta es la historia de un escrito que deja al descubierto la historia oscura de este país.

No solo fueron palabras bellas escritas en verso. La fuente de inspiración estuvo relacionada a la historia más oscura que se vivió en Argentina: la dictadura militar. Pero este poema no se quedó enclavado en la década del ’70. Sino que sobrevivió 45 años para ver al final la luz. Se trata de un poema que escribió la reconocida poeta Reyna Domínguez, quien falleció en septiembre del 2021. Se lo dedicó a su amigo, escritor también, José Casas, mientras este estaba preso. El poema forma parte del libro póstumo de la escritora, que acaba de ser publicad. Un poema con dos historias y un amor en común: la poesía y las ansias de libertad.

En la presentación del poema “Incomunicado”, Reyna escribió que fue inspirado en su amigo José Casas, detenido en el proceso militar en 1976. Se lo hizo llegar con el padre de este, don Emilio, pero pudo ser entregado hasta que Casas no fue liberado dos años más tarde. Entonces, según escribió la poeta, se reencontraron, siguieron con su amistad literaria, y no volvieron a hablar del escrito, cuyo original quedó en manos de José. En 2021, pocas semanas antes de fallecer, Reyna se dedicó a organizar lo que sería su último libro y que fue presentado luego de su muerte. Decidió incluir ese viejo poema que ya tenía más de 45 años. Volvió a encontrarse con José, en lo que sería un último diálogo. “Ahora finalmente podemos compartirlo con todos”, concluyó escribiendo Reyna sobre este poema.

La otra parte de la historia de “Incomunicado”, la relató José Casas durante la presentación del libro, hace un par de semanas, a 10 meses del fallecimiento de la escritora. “Supe del poema cuando salí de la cárcel, por mi padre”, contó Casas, quien además aseguró que guardó el original, pero que con el tiempo se le traspapeló. Previo a esto había hecho una copia en computadora, a la que en algún momento también pensó haber perdido. Sin embargo, más de cuatro décadas después, el cajón de sus recuerdos le dio una sorpresa. El poema seguía intacto. Entonces acudió al llamado de Reyna.

Él sabía que ese iba a ser el último encuentro. Junto al lecho de la poeta, volvieron a leer ese poema que se gestó en medio del dolor, pero que se transformó en un manifiesto de lo humano en medio de tanta inhumanidad. “Fue como cerrar un ciclo”, dijo Casas, quien fue el encargado de realizar la presentación del libro póstumo de reina llamado “Romanza de lo vivido”.

Reyna Domínguez fue la única mujer poeta sanjuanina que figura en la antología de Poesía Argentina. Su último libro contiene poemas que ella misma eligió y escribió poco antes de morir. La escritora conoció a José Casas por un concurso literario al que ambos se presentaron, quedandose ella con el primer premio y él con el segundo. De ahí en más, su amistad literaria nunca se cortó.     

“Incomunicado”

El ojo azul/ el ojo rojo te miran/ en el cuarto en que te encojes/ y dilatas/ Tus manos mezclan/ sopor, hiel, vino/ en las mías/ Espero sin contestación/ El cielo no está abierto/ una eramada incadescente encierra/ tu nombre/ en la penumbra de un cuadrado/ Serpientes seseantes/ engarzan vidrios hirientes/ pilas electrizadas/ anillos de salmuera/ a tus pies/ El corazón te quema/ te hiela/ Es primavera/ la primavera se ha ahogado/ con mate amargo/ Espero sin contestación/ Tengo preparado/ un ungüento vivificador/ lo puse, vigilante/ en un rincón/ al lado de mi puerta/ Espero sin contestación/ Qué haré para contar los días/ con  el tartamudeo de/ los días extensísimos/¿Qué haré con el tiempo mutilado?/ Tus ojos tienen nueva casa/ inamovibles/ me observan/ No podré volver la cabeza/ porque has trazado/ en círculos tu casa/ en mitad de mi frente/ No podré dar más/ que dos pasos/ uno adelante/ uno en/ retroceso/ Mi libertad/ se ha consumido/apenas se formó el cuadrado/ Estoy con el pie/ metido en el cepo/ Espero sin contestación/pronto/ pronto/he de volver a verte/ con mis propios ojos/ o si no ya no tendré/ más ojos que los tuyos/ No podré presentir/ ningún vuelo de pájaro/ porque el cuadrado/ me ha cegado/ Prepararé una canción/ de trigo y agua de la gruta fresca/ Una almendra diminunta/ más dulce que amarga/ te contaré el regreso/ Y la oración repetiré una vez más/ cada letra de tu nombre/ reservado en un cofre/ presto a ser abierto.

JOSÉ CASAS-SOCIÓLOGO, ESCRITOR

“Es un manifiesto de lo humano en medio de la historia más inhumana”

-¿Qué le pasó cuando leyó el poema por primera vez?

-Emoción profunda. Esta es una poesía contra el muro, contra la impiedad y el genocidio. Es como un puño que se levanta. La frase “Sin contestación”, marca el ritmo del poema y es eso lo que sentía en ese momento. Sentí que quería sostenerme y a la vez darme esperanza.  

-Una vez que se su padre se lo dio, ¿qué hizo con la poesía?

Me la dio dos años después de escrita, cuando salí en libertad. Recuerdo cuando volví y la leí. Jamás me hubiese llegado cuando estaba preso, nos controlaban todo. Pero hubo que guardarla. Mi padre la tenía escondida porque siempre iban a allanar mi casa. Para salvaguardarla estuvo escondida, al igual que muchas cosas que yo escribí.

-¿Qué sucedió en ese último encuentro con Reyna Domínguez?

-Ya en el último momento de su enfermedad me pidió el poema. Pensé que ella tenía el original, pero no fue así. Tres días estuve buscándolo, porque lo había pasado a la computadora. Sabía que ese era el libro que quera dejar. Ese día estuvimos varias horas conversando, ella estaba en su lecho, de buen ánimo. Sabíamos que ese era el último encuentro. Que era la despedida. Ahí cerró el círculo. Fue su voluntad, que eso que había escrito hace 45 años, formara parte de su último libro.

-¿Qué le sucede cuando lee el poema?

-Para leer una poesía, hay que captar ese espíritu. Una cosa era leer en silencio y lo otro en voz alta, con la expresion de su contenido. Cada vez que lo leo tiene una carga especial. La historia de esta poesía está enclabada de una situación trágica, de uno de los momentos más terribles de nuestro país.