- 8 de febrero de 2025
El femicidio y la falacia ministerial


POR EDUARDO QUATTROPANI
Claramente no sabe lo que hace, indudablemente no sabe, no tiene, desde lo jurídico, la más mínima idea de lo que dice.
A esas y no a otras conclusiones se puede llegar cuando el Ministro de Justicia de la Nación intenta fundamentar la intención de derogar el femicidio bajo el pretexto de la igualdad ante la ley.
A fin de no entrar en la falaz discusión que propone el Ministro respecto a la violencia de género, ello sin perjuicio de hacerlo en un futuro próximo, me ocuparé de intentar dejar al descubierto la sinrazón del argumento usado, esto es el de “la igualdad ante la ley” y, en consecuencia, hacer una aproximación a la verdadera postura ideológica o, para peor, estrategia política.
En tal línea argumental es válido preguntarse por qué no se propone la derogación del agravante del homicidio de un policía o de un penitenciario cuando ello ocurre en ejercicio de sus funciones, evidentemente eso rompe la igualdad tal la visualiza el Ministro, pues al parecer, en el caso, una vida valdría más que otra.
Lo mismo podría decirse en cuanto al homicidio del ascendiente o descendiente, por ejemplo, de acuerdo con el casi primitivismo jurídico del razonamiento ministerial, esas vidas no valen más que cualquier otra.
Quede claro, ambos agravantes están perfectamente justificados.
“Se acabó la joda del género”, dice el Ministro, en verdad, lo que es evidente, es que parece comenzó la joda jurídica de instalar discusiones en base a frases hechas o mentiras evidentes como el de las falsas denuncias o la igualdad ante la ley.
La verdad estadística es que el gran problema de la violencia de género es la retractación de las denunciantes por su sometimiento de diversas índoles, o las evidentes dificultades probatorias en ese tema.
Seguramente, en el futuro, voy a abordar el tema desde diferentes aristas, me gustaría que aquellos que han levantado tribunas para pronunciar los más bellos discursos vayan hoy al frente.
Me gustaría mucho que aquellos a los que un día se les ocurrió vandalizar la UFI CAVIG, hoy puedan hacerse cargo de semejante estupidez.
Le guste a quien le guste, la UFI seguirá llamándose CAVIG, pues hasta lo que yo sé, hemos elegido gobernantes y no faraones.