• 15 de marzo de 2025

El exorcista

El exorcista

El crudo relato del sacerdote Rómulo Cámpora, considerado el mayor exorcista de San Juan: gritos, olores insoportables, manchas en la pared, una espeluznante torta y “como actúa el demonio”

Por Pablo Zama

Rómulo Cámpora es uno de los dos sacerdotes que hacen exorcismos en la provincia. El párroco de San Antonio de Padua revela a qué personas elige el maligno para actuar. Además, cuenta cómo llega a saber quién le hizo una “brujería” al poseído y cuánta plata le costó encargar ese “trabajo”. 

“La persona poseída cambia la voz, la mirada. Yo he tenido el caso de un joven que se quedó arqueado. O sea, con los pies en el piso y las manos en la otra punta, también tocando el piso, como formando un arco. Totalmente duro”. Desde muy chicos los seres humanos aprenden que existe el bien por contraposición al mal. Y en la adultez eligen entre uno y otro camino. Para Rómulo Cámpora (58), el mayor exorcista de San Juan, los senderos oscuros por los que transitan algunas personas derivan en ocasiones en una carencia de paz por la que pierden el control. Porque a veces a las almas las carga el diablo.

“En ocasiones me encuentro con una persona que está agarrada por cuatro o cinco, porque su actitud de violencia es muy grande. Me encontré también con malos olores. Al increpar al demonio en estas circunstancias uno se liga insultos, escupitajos. Él siempre trata de asustar”, le cuenta el párroco de San Antonio de Padua (Media Agua) a El Nuevo Diario.

Rómulo es, junto al presbítero Miguel Tobares, uno de los dos sacerdotes autorizados por la Iglesia para hacer exorcismos en la provincia. “Es un servicio de riesgo, porque a veces la gente ve a un ser querido en esa situación y espera que todo se resuelva ya, pero hay exorcismos que duran días, meses, años”, explica el religioso. Se trata de un ritual católico en el que Cámpora usa el método de la Conferencia Episcopal Argentina, diseñado por exorcistas y distintas personas con mucha experiencia pastoral en la institución.

“El exorcismo es una oración de consolación. Es decir, de consuelo, de fortaleza para todas aquellas personas que padecen una posesión demoníaca o una perturbación. Son palabras para expulsar del corazón de la gente esa influencia del demonio y esa posesión que muchas veces hace perder la conciencia”, detalla.

El sacerdote recuerda que “San Pedro dice en su carta ‘estén atentos, porque el demonio busca a quién devorar’”. Y a eso le suma que “Cristo nos enseñó a que nadie está exento de ser tentado por el enemigo”. Entonces la vida aparece como la lucha permanente entre el bien y el mal, las tentaciones y fortaleza humana para determinar los límites.

Cámpora prefiere no dar mayores detalles para no estigmatizar lugares ni personas. Pero elige uno de los numerosos casos a los que tuvo que asistir y relata: “Un día voy a exorcizar una casa y resultó una situación tragicómica. Aparecían muchas manchas verdes en las paredes, en la habitación había olor feo y ese día se festejaba un cumpleaños. A cien metros, en el quincho en donde iba a ser la fiesta, estaban decorando la torta. Yo bendije la casa y cuando me di vuelta vi que habían desaparecido las manchas y se había ido el olor”.

Pero esa representación del mal no se había extinguido por completo, sino que había mutado: “Al ratito escuché un grito desgarrador. Entonces salí con la gente que estaba conmigo y nos encontramos con que la torta, que era blanca, se había puesto verde y tenía un olor espantoso, las manchas se habían ido a esa torta. La mujer que la estaba decorando pegaba contra la pared de los nervios que tenía al ver eso. En un impulso agarré con un mantel las manijas de la bandeja y la tiré al canal que pasaba por ahí”.

El experimentado exorcista supo inmediatamente que otra vez el bien había prevalecido: “Ahí se acabó todo. La mujer encontró la paz y me contó: ‘Mire padre, me había agarrado una angustia porque no podía entender lo que estaba pasando’. La dueña del santo me dijo: ‘Desapareció todo y también mi bandeja de plata’ (risas). Pero volvió la paz a esa casa”.

¿A quién elige el demonio?

El párroco asegura que el maligno “busca a todas aquellas personas débiles en su fe, en su vida, en sus afectos, que han pasado por grandes tristezas, por grandes frustraciones. Entonces comienza a manejar sus vidas. A veces lo hace de manera más sutil, otras muy violentas”. Para el sacerdote, “el propósito –del demonio- es que una persona se quite la vida, se dañe o dañe a otros”.

Pero hay otras situaciones que también preparan el terreno para darle ingreso al mal, como los “juegos o rituales satánicos: el juego de la copa, la devoción a ‘San La Muerte’, la devoción a los espiritistas, los ritos umbandas o los ritos satánicos donde se ofrecen sacrificios al demonio”.

“Cuando hago el exorcismo a veces pregunto ‘¿quién ha hecho esto?’ y salta todo: cuánta plata se ha puesto, en dónde se ha hecho, si eligen cementerios o baldíos. En dos ocasiones lo escuché de los poseídos –en ese momento de inconsciencia-, que dijeron cómo le habían hecho el mal y quiénes habían sido”, cuenta Rómulo. Esa es información que a él le sirve para “saber si fue producto de un rito”.

En su paso por Jáchal, al sacerdote le tocó hacer “varios exorcismos grandes” y le queda la satisfacción de que “las personas que sufrieron eso hoy dan testimonio y sienten una alegría y una paz muy grande”. Mientras que en Rodeo (Iglesia) lo llamaron a bendecir muchas viviendas. “En una de esas casas un caballo me mordió un brazo. Apareció desde una ventana, era negro y tenía los ojos enrojecidos”, dice.

Otras veces tuvo que esquivar “puñetazos” de los poseídos o soportar la “burla” o el grito de “ahí viene el viejo pollerudo” y las estridentes risas “del que está adentro” de esas personas.

Pero el momento más difícil que le tocó vivir, y del que ahora prefiere no ahondar demasiado porque siente que no le hace bien a él ni a la comunidad, es el extraño incendio a la vivienda que habitaba en Los Berros, el sábado 1 de octubre de 2022. “Me había ido a bendecir unas casas y volví porque me había olvidado los lentes. Cuando abro la puerta sale la bocanada de fuego. Veía como un espiral de humo que venía por el pasillo. Fuimos por el otro lado, adonde estaba mi habitación, y la sorpresa fue que de mi cama salía un fogonazo impresionante, pero exagerado, hasta el techo”, relata sobre ese siniestro sin causa visible.

Un muñeco en la Catedral

El exorcista considera que a veces hay falta “de respeto hacia las personas que viven en lugares alejados -porque dicen que los ritos son realizados solamente en esas zonas-. Cuando uno quiere hacer una maldad elige cualquier lugar. Hay gente que me dice: ‘Padre fui a limpiar una casa y me encontré un muñeco con alfileres’. O como pasó una vez que tiraron un muñeco en la fuente de la Catedral: yo le pedí a la persona que limpiaba que no lo tocara, pero en el afán de dejar todo aseado lo agarró y después estuvo siete meses con una lumbalgia tremenda”.

Cámpora subraya que siempre tiene presente que no es él quien hace “el exorcismo, sino que es Dios” a través suyo. Y revela que de los encuentros de exorcistas aprendió “que no es ‘Satanás’ el que viene a poseer a las personas, vienen sus secuaces. Él manda a los otros porque es cobarde y no resiste la humillación de la cruz”.

“Algo que hace el demonio es no permitir abrir los ojos. Por eso es importante hacer el exorcismo al mediodía. Uno le dice al oído a esa persona ‘abrí los ojos’ y cuando el poseso lo hace entra la luz, esa luz de Dios para iluminar la vida”, concluye.    

-¿Cuándo sospechan que puede haber una posesión diabólica?

A veces hay personas que tienen problemas mentales y queda descartado. El exorcista necesita del discernimiento. Hay una posesión cuando la persona rechaza todo lo sagrado, todo lo relacionado al Evangelio, al sacerdocio, a la Virgen.

-¿Hay casos de niños poseídos?

-Los niños nunca son poseídos por el demonio, porque están en un estado de inocencia muy grande. Sus ángeles los custodian y la gracia bautismal está viva en ellos. Pero sí los puede perturbar. Es decir, pueden ser asustados.

-¿Cómo se pide un exorcismo?

-Es importante acudir al párroco o al vicario de la parroquia y contar qué pasa. Esa es la primera instancia. Después el párroco decide si busca al padre que hace los exorcismos.

“Las brujerías son una cuestión mental y espiritual. La persona que está enferma espiritualmente hace mucho daño. Y detrás de esto hay plata, hay gente que paga por un maleficio. Esa gente que acude a lo brujos, que busca algún beneficio afectivo o material, debe tener cuidado porque le va a ir mal”.

Rómulo Cámpora entró al seminario a los 12 años. Con los sacerdotes salesianos aprendió sobre la lucha contra el demonio y se fue “preparando sin querer” en un servicio del que ahora es experto.

Fue ordenado como sacerdote a los 27 años y recibió una importante enseñanza de monseñor Ítalo Severino Di Stéfano que le sirvió para los exorcismos. Desde ahí pasó por la Catedral (también fue párroco) y por parroquias de Santa Lucía, Jáchal, Iglesia, la Medalla Milagrosa, Guandacol (La Rioja), Los Berros y Media Agua.