• 9 de noviembre de 2024

Economía de los “extremos”

Economía de los “extremos”

POR MARCELO DELGADO

El “Super Martes Americano” coronó como el 47° presidente de Estados Unidos de América, a Donald Trump. Odiado y amado, frontal y a veces hasta torpe, construyó su imperio desde el sector privado y llega a la política en su etapa madura, con un discurso disruptivo y crítico de los tibios. Fue presidente en 2017, exhibiendo un fuerte nacionalismo, que desde hace años no se veía, y eligió a China y Rusia como enemigos visibles, el proteccionismo y cuidado de las fronteras, le valió el reconocimiento de los ciudadanos americanos en general. Pero el romance de una economía más encaminada se deterioró por su modo de ejercer el poder. Poco apego a lo institucional, una lengua sin filtros y los pecados del pasado, le impidieron repetir en 2021, donde pierde con el veterano Joe Biden. El gobierno demócrata fue por el medio (comunista para Trump), y no sólo debilitó la economía, sino que su moderación no logró entusiasmar a nadie. Son pocos y fragmentados los logros obtenidos en el ámbito de protección estatal y la economía comenzó a dar señales de debilidad, frente a la comunidad internacional. Si bien creció el comercio con México (paso a ser su mayor socio comercial), y disminuyó el intercambio con China, no alcanzó para convencer el americano medio, que tiene mejores oportunidades que los inmigrantes o que se vive mejor en Estados Unidos que en otros destinos. Kamala Harris, la actual vicepresidente y candidata de los demócratas, no logró convencer con un discurso centrado en las políticas sociales, la protección de las mujeres, de los sectores más vulnerables; y la mayoría de los electores decidieron por un modelo ya conocido, que confía en el mercado como motor de la economía y que se preocupa primero por sus ciudadanos, antes que lo que pasa en el resto del mundo.

Ganó el extremo al centro moderado. En Argentina, hace un año, transitamos un camino similar, salvando las diferencias que son evidentes. Pero también podemos apreciar el proceso que está viviendo Italia, con Meloni, los problemas en España o Francia que tiene la centro izquierda, para gobernar. Por otro lado, en el extremo, se sostiene Putin en Rusia, a pesar de una guerra contra Ucrania y la OTAN. En Israel, la extrema derecha se sostiene por los altos estándares económicos, a pesar de que muchos judíos no comparten la guerra con Irán y Hezbollá.

En definitiva, el mundo transita un camino hacia los extremos, donde la economía manda por sobre las políticas sociales, los sistemas de protección y las intervenciones estatales. También la política tradicional está recibiendo cachetazos en cada rincón del planeta, con alto desprestigio de sus referentes y abre las puertas a dirigentes exitosos de otros espacios de la vida institucional de los países. No hay lugar para tibios ni las economías resisten modelos moderados. Los mercados celebraron el retorno de Trump y el mundo se re perfila a un sistema más nacionalista que universalista, a economías de extremo por sobre las de centro, y a un mercado más protagonista que el Estado. La pregunta que surge entonces: ¿Será una transición de ajustes, o implica un cambio significativo de la tendencia?