- 3 de agosto de 2024
Economía circular: virtud o necesidad


POR MARCELO DELGADO
Desde los años 80 del siglo pasado, los estilos de vida fueron acompañando el proceso de aceleración en la dinámica del trabajo, pero también de otros aspectos de nuestra existencia. En el mismo tiempo de las 24 horas diarias, pretendemos incluir mayor cantidad de acciones, ser mucho más productivos y realizarlo con el mínimo esfuerzo. Entonces, la pausa para el almuerzo pasó de 90 minutos a algo menos de 30. El tiempo destinado a cocinar, lavar, planchar, reparar los electrodomésticos, componentes del automóvil, o de la PC. Estos cambios necesitaban de soluciones más prácticas y rápidas. Así nace entonces “el descartable”. Las casas de comidas rápidas los incorporan para simplificar y acelerar la atención, incluso para poder llevar la colación o almuerzo a una plaza o paseo cercano. Los componentes de los vehículos, computadoras y elementos domésticos, ya no se reparan, sino que se reemplazan. En el área de medicina, por razones de seguridad, la mayoría de los elementos terapéuticos se descartan con el primer uso, incluso aquellos que tienen un altísimo costo, como sondas endoscópicas.
Esta cultura del “descartable” no sólo incrementó los costos de productos y servicios, sino que generó un problema, que no lo abona ni el productor ni el consumidor: la disposición final de esos residuos. Muchos, con alto grado de plástico que implica una contaminación muy prolongada y de difícil con control. Se calcula que cada argentino genera por día 1,15 kg de residuos, unas 50.000 toneladas por día. La mayoría de ellos, inorgánicos, que provienen de la actividad industrial.
Por ello, desde hace unos diez años, nace con fuerza la economía circular: Según Wikipedia, “Es un modelo de producción y consumo que implica compartir, arrendar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar los materiales y productos existentes durante el mayor tiempo posible”
Con esta economía aparecen nuevos nichos de negocios y modelos productivos. La reparación, como alternativa al descarte, el acondicionamiento para productos que ya fueron utilizados, y el reciclaje para los residuos, son nuevas áreas de negocios que generan valor. Estas actividades en general son “mano de obra intensivas” combinadas con alta tecnología. Los nuevos modelos productivos requieren materiales más nobles y durables, reemplazando el plástico por metales, vidrio, cerámica, entre otros. En cuanto al diseño, funcionalidad y estéticas, se procuran productos perdurables que superen las modas.
La economía circular ya no se limita a una cuestión de necesidad o producto de la escasez, sino que aparece como una “filosofía de vida”. Muchos jóvenes elijen sus buenas prácticas, porque no sólo significa un ahorro, sino también disminuye el impacto ambiental y contribuye a la sostenibilidad del planeta. Las Naciones Unidas, en el año 2015, plantearon 17 ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) y 169 metas, muchas de ellas relacionadas a los cambios en los sistemas de producción y consumo. Esta concepción es una oportunidad para restaurar las golpeadas economías, y al mismo tiempo, promover el cuidado social y ambiental.