- 8 de junio de 2024
Donde todo empezó

El Nuevo Diario en Medina de Rioseco, la ciudad donde nació Juan Jufré
La historia oficial dice que un 13 de junio de 1562, Juan Jufré de Loayza y Montesa, adelantado de la tercera corriente colonizadora que penetró en el territorio por el norte, fundó San Juan de la Frontera, en nombre de Francisco de Villagra, Capitán General de los Reinos de Chile y de su Majestad el rey Felipe II de España. El nombre fue elegido en honor al Santo Patrono de Jufré, San Juan Bautista. Estuvo poco tiempo en San Juan y se volvió a Chile. Nunca regresó al sitio por el que pasó a la historia.
En 2005, estuve en España. Uno de los destinos era Valladolid en la Comunidad de Castilla y León. A 45 kilómetros de la capital, está Medina de Rioseco. Y hacía ahí fui, buscando el lugar en donde nació el fundador de San Juan.
Una ciudad que se quedó en el tiempo
En las calles de Rioseco casi no se ven niños y hay pocos jóvenes.
Muchos emigran a Valladolid, a 45 kilómetros, la capital de Castilla y León. El día que estuve en la ciudad, llegué a la hora de la siesta y parecía casi un pueblo fantasma En un bar donde unos diez parroquianos, la mayoría de gran edad, jugaban a las cartas, pude comer unos callos y una tortilla antes de seguir recorriendo sus calles vacías.
Después de las cinco comenzaron a abrir algunos negocios y el ayuntamiento, donde me recibió quien en ese tiempo era el alcalde, Artemio Domínguez González, la máxima autoridad del lugar
AI instante se ofreció a ser el guía turístico mientras mostraba los atractivos turísticos del lugar y afirmaba que ver tres catedrales en un lugar tan chico demostraba el poderío económico que supo tener Rioseco cuando era la época de los almirantes. Y seguramente muchos de los que fueron a América volvieron con fortunas que invirtieron en el lugar.
La sensación que me dejó Ia visita es que Rioseco se quedó en el tiempo, añorando Ia época cuando reyes y grandes señores paseaban por sus calles empedradas.

Integrada en la iglesia de Santa María, tal vez el bien de mayor valor artístico de la villa. Fundada por A. Alvaro de Benavente y ejecutada por los hermanos Jerónimo y Juan de Corral. Destaca un interior con profusión de decoración en estucos, policromados y dorados.
La Ciudad de los Almirantes
A Medina de Rioseco se la conoce de diferentes formas:
Ciudad de los Almirantes, Conjunto histórico artístico, India Chica, muy noble y muy leal Ciudad, Capital de la Tierra de Campos…
Según los orgullosos vecinos, al pisar sus calles y plazas, aquellas que pisaron los Almirantes de Castilla, se puede sentir la historia, el arte y la tradición que la ciudad atesora. Y al preguntar por lo que se puede ver, hablarán con admiración de los templos, ejemplos magníficos del gótico y del barroco español. En todo momento dejarán en claro que los riosecanos sienten un gran orgullo en salvaguardar las tradiciones que legaron de sus antepasados aunque hoy en día la ciudad sea cada vez más pueblo. También aseguran que no hay lugar en España para vivir la Semana Santa.
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Medina de Rioseco es una ciudad ubicada en plena meseta castellana, a doscientos kilómetros del mar más cercano. Es la capital natural de la vieja Tierra de Campos occidental, está situada cuarenta y cinco kilómetros al norte de Valladolid capital, a 98 kilómetros de León y a 240 de Madrid, a 735 metros sobre el nivel del mar. El río Sequillo, unas veces paridos de inundaciones y otras -las más- apenas un hilo de agua, atraviesa parte de la ciudad más moderna. Ei censo de habitantes superaba en 2005 las cinco mil personas (en 2023 fue de 4483 habitantes). Basa su economía en la agricultura de secano y regadío, el turismo y la industria agroalimentaria de transformación. Es un importante centro agrícola, que conserva importantes tesoros artísticos, los más importantes de Ia provincia después de la capital.
EI nombre de Medina le queda de sus tiempos árabes, significa Ia ciudad, y el de Rioseco, por su rio, el Sequillo.
>Hace 500 años, en épocas de Juan Jufré, Medina de Rioseco tenía 10 mil habitantes. Llegó a tener 16 mil.
>En ese tiempo Madrid tenía 6 mil habitantes.
>Hoy la ciudad tiene 4483 habitantes, 500 menos que hace 20 años..
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En el neolítico ya estaban poblados estos pagos que no eran sino una isla junto al Sequillo, en medio de un inmenso monte que se extendía por docenas de kilómetros a la redonda; numerosos restos arqueológicos de esa época han ido apareciendo por los alrededores del actual casco urbano.
Durante la dominación romana (siglos III y IV) mantuvieron también su dominio sobre los hombres y las tierras. Rioseco aparece ya nombrada con los visigodos como la “forum egurrorum”, la plaza de los mercados debido a su intensa actividad comercial y era un cruce importante de vías que unían el noroeste y centro peninsular.
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El período de dominación musulmana supone un breve paréntesis en el florecimiento de Medina, que finaliza cuando entre los siglos IX y X Alfonso III el Magno, rey de Asturias y dueño de todas las tierras situadas al norte del Duero, manda repoblar estos Campos Góticos. La expansión y repoblación, iniciada por los Reyes de León en Tierra de Campos durante el Siglo IX, dio lugar al nacimiento de la actual ciudad.

El hecho de estar enclavada en una encrucijada de caminos hizo que la villa, en esos momentos de realengo, creciese en importancia. La España cristiana y medieval depara a Medina un trato muy favorable. De guerra en guerra, de señor en señor, también de reino en reino, al hallarse en la frontera entre los Reinos de Castilla y de León.
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A finales del siglo XIV, Juan I dota de escudo a la población y le otorga los títulos de muy noble y leal.
Se constituyó el 19 de Abril de 1424 en sede del almirantazgo del reino de Castilla, título honorífico, por decisión de su titular, Alonso Enríquez.
En tiempo de los Reyes Católicos tuvo su mayor esplendor gracias a sus dos ferias anuales. Llega a merecer el sobrenombre de India Chica por el que se la conoce en España durante la época.
Durante Ia Guerra de Ias Comunidades Medina de Rioseco jugó un papel fundamental. La seguridad de sus muros y el poderío del almirante hicieron que fuese el lugar elegido por el Cardenal Adriano, regidor del reino en ausencia del emperador Carlos, para refugiarse en la villa el 15 de octubre de 1520, huyendo de la hostilidad de la Junta Comunera.
A mediados del Siglo XVII Felipe IV le concede el título de Ciudad en consideración a los muchos, buenos y leales servicios que el Concejo hizo a los Reyes.
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En la invasión francesa, el 14 de julio de 1808 tuvo lugar aquí una dura batalla entre las tropas anglo-españolas y las francesas del mariscal Dressieres: La batalla del Moclín Tras la derrota vino el expolio, el incendio y las violaciones.
Tal fue la importancia de esta batalla que el propio Napoleón Bonaparte afirmó “la jornada de Rioseco ha colocado a mi hermano José en el trono de España”.
A raíz de esto, la ciudad perdió su castillo y el Palacio de los Almirantes.
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Desde el XVII, y tras el esplendor de los siglos XV y XVI, se inicia el lento y progresivo declive común a toda Castilla.
A mediado del siglo XIX la Ciudad empieza a recuperarse del desastre. Se construye el Canal de Castilla, y el Tren Burra y se instalan numerosas fundiciones. Y durante el siglo XX, se inició la restauración y consolidación del muy rico patrimonio histórico-artístico de Medina.
Así por ello desde hace unos años se trata de paliar con la restauración y conservación del ingente patrimonio histórico-artístico del que hace gala la ciudad.

El otro Juan Jufré
Un breve repaso por la historia de la vida de Juan Jufré permite descubrir que el fundador de San Juan tuvo una agitada vida. Además de conquistador y militar, fue empresario, agricultor, ganadero y el principal armador del siglo XVI.
Cuando se enseña la historia sanjuanina, a Juan Jufré lo caracterizan como el conquistador español que fue enviado desde Chile para fundar San Juan.
Pero Juan Jufré fue mucho más que fundador de ciudades, fue uno de los más notables conquistadores de Chile, valiente militar, rico encomendero, ganadero, industrial, pionero en la industria vitivinícola del país trasandino y el principal armador del reino durante el siglo XVI con destacada actuación en las conquistas del Perú y Chile.
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Los padres de Juan Jufré y Montesa fueron Francisco Jufré Niño de Guevara, nacido en Medina de Rioseco, España, por 1490, casado con Cándida Montesa.
Jufré nació en 1516 y si bien era de limpio linaje, no provenía de una familia de gran alcurnia.
Su infancia la pasó en la casa del conde don Pedro Toledo en donde se educó y fue criado del noble riosecano.
Otro dato del que no hay certezas es del año de su llegada a América. Entre 1534 y 1538 hizo arribo al Perú, y posteriormente viajó a Chile junto a Pedro de Valdivia. Estuvo presente en la fundación de Santiago y en las primeras campañas contra los indígenas. Regresó a Perú con Valdivia para vencer a los sublevados de la Corona española y participó en la nueva fundación de Concepción en Chile.
En el Cabildo de Santiago ocupó diversos cargos, tales como el de alcalde y regidor en las décadas de 1550 y 1570.
Además, en 1556 fue alférez real de la misma institución y en 1568 la representó ante la Real Audiencia establecida en Concepción.

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Cuando Francisco de Villagra asumió la gobernación de Chile, Jufré fue nombrado teniente de Gobernador de la provincia de Cuyo. Su primera misión en territorio argentino fue trasladar el lugar donde se había fundado Mendoza y el 28 de marzo de 1562 fundó la ciudad de la Resurrección. Algunos historiadores, como Horacio Videla, afirman que Jufré fue el verdadero fundador de Mendoza porque la primera fundación realizada por Pedro del Castillo no fue legal al ser declarada nula por el rey.
Lo que no deja dudas es que Jufré fundó la ciudad de San Juan de la Frontera un 13 de junio de 1562, junto a treinta y dos encomenderos que fueron los primeros fundadores pobladores de la provincia.
En octubre de 1562, en conocimiento de la complicada situación de Chile y de la derrota que Villagra sufrió en Mariguano, Jufré cruzó la cordillera, retomó su cargo de teniente de Gobernador y envió ayuda al Sur. Durante los años del gobierno de la Real Audiencia siguió participando activamente en la guerra.
Juan Jufré se destacó también por desarrollar importantes actividades económicas -estableció un molino, tuvo una hilandería y cría de ovejas, importantes plantaciones agrícolas y fue propietario de algunos barcos-, que le permitieron amasar una fortuna personal.
En su astillero de la boca del río Maule se construyeron embarcaciones de diverso tonelaje, más bien pequeño, aprovechándose la buena calidad de las maderas nobles de grandes dimensiones.
Hay constancia de tres naos construidas allí. Con esas explotó el comercio marítimo tanto a lo largo de las costas de Chile como en el Perú. Una de las expediciones que organizó, a cargo del marino Juan Fernández, descubrió una ruta inusitada para el viaje desde el Perú y el avistaje de islas e incluso algunos historiadores afirman que fue el que descubrió Nueva Zelanda.
Si bien Jufré logró amasar una más que importante fortuna, no dejó gran herencia. Una explicación de esto puede ser que en su residencia de Santiago era común que alojara expediciones enteras y en su mesa a la hora de la comida, no extrañaba que grandes grupos fuesen invitados.
Murió en Santiago en 1578 y sus restos fueron enterrados en la Iglesia de Santo Domingo.
Su casamiento por poder
Jufré se casó en 1559 en Lima, Perú, con Constanza de Meneses, muerta por 1591, hija de Francisco de Aguirre y María de Torres y Meneses.
Juan Jufré se había emparentado con Aguirre por puro empeño, ya que cuando Jerónimo de Alderete fue a España por encargo de Pedro de Valdivia para conseguir mercedes y títulos, Jufré le dio encargo de casarse por poder, como decía el documento, con “cualquiera de las hijas de Francisco de Aguirre que fueren doncellas… si es que no están desposadas o han hecho voto en algún monasterio de vírgenes perpetuas”.
De las tres hijas españolas de Aguirre, la mayor, Constanza, dijo que sí inmediatamente a la primera propuesta de matrimonio con el novio desconocido que le mandaba recado desde las Indias, dejando a sus dos hermanas solteras por toda la eternidad.
De su matrimonio tuvo 8 hijos:
Juan Andrés Jufré de Meneses, sacerdote.
Ana María Jufré de Meneses, monja abadesa
Eufrasia Jufré de Meneses, monja
María Jufré de Meneses, matrimonio con Diego de Guzmán y Galindo
Cándida Jufré de Meneses, matrimonio con Francisco de Zúñiga Arista.
Baltasara Jufré de Meneses, matrimonio con Pedro Miranda de Rueda
Luis Jufré de Meneses, matrimonio con María de Santibáñez de los Ríos
Geracina Jufré de Meneses, matrimonio con Francisco de Gaete y Estrada.

UNA CHARLA CON ARTEMIO DOMINGUEZ – GONZALEZ, ENTONCES ALCALDE DE MEDINA DE RIOSECO
“La época de Juan Jufré fue la de esplendor”
EI presidente del Ayuntamiento de Medina de Rioseco en ese entonces era Artemio Domínguez-González, que explicaba lo que fue la ciudad:
— ¿Cómo era Rioseco hace 500 años?
—Era muy importante. Decimos que era la época de esplendor.
—En esa época la cantidad de habitantes era de más de 10 mil y llegaron a 16.000…
—Así es. Si compararnos que en esa época Madrid tenía 6.000 habitantes, eso demuestra que Medina del Ríoseco en aquel tiempo era una de las ciudades importantes de España, la tierra de los almirantes. Además se la llamó la India chica, por que estaban los mercaderes importantes.
—Ese esplendor económico hoy se refleja en la belleza arquitectónica de Ia ciudad.
—En la visita que hicimos por la ciudad, pudo ver, por ejemplo, una capilla funeraria de unos cambistas que usaban los Benaventes y la gente que era muy importante desde el punto de vista económico y que dejó este legado muy importante.
— ¿CuáI es la principal actividad hoy en día?
—Un porcentaje importante de habitantes trabaja en una fábrica de autopartes de Renault, que es la industria más grande del lugar.
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