• 15 de marzo de 2025

Consumidor en “riesgo”

Consumidor en “riesgo”

POR MARCELO DELGADO

Una economía exhibe sus bondades en función de los ingresos de sus habitantes o por los niveles de consumo. Lo que gasta un ciudadano, puede ser considerado como un indicador de su calidad de vida, en función de los bienes y servicios a los que accede.

Esta regla no resulta infalible. Un mayor nivel de gasto no siempre es mejor calidad de vida. Por otra parte, el acceso a los bienes y servicios no siempre resulta transparente, o los mercados de oferta están concentrados, exigiendo un mayor precio por los bienes y servicios, y en otros casos, hay abuso de posición dominante.

Sólo a título de ejemplo, vamos a repasar algunos ejemplos de situaciones, donde el mayor gasto no significa un “mejor consumo o calidad de vida”. Los sobrecargos financieros, en numerosas oportunidades; provocan que el gasto para adquirir un bien se duplique. No solo el crédito del comercio, sino también del sistema financiero formal y los bancos. Otra área donde los abusos son frecuentes es en los servicios digitales. Televisión satelital, telefonía celular, internet; entre otros, tienen grandes puertas de entradas y beneficios de acceso; pero son verdaderos laberintos a la hora de salir. Resulta imposible saber cuál es el verdadero precio de las prestaciones. Otro rubro que tiene alta sensibilidad en los consumidores es el de la salud. Desde la medicina prepaga, los cobros indebidos (plus), la falta de conocimiento de coberturas y derechos provoca que no solo se abone el costo mensual del servicio, sino que cada prestación también implica un costo. No hay precios exhibidos en la vidriera, ni una cartilla valorizada, y muchos menos, acceso a los valores de las distintas terapéuticas. Es un gran misterio, que se devela a la hora de requerir los servicios o cuando ya no quedan otras opciones.

Al final, el consumidor termina siendo rehén de los servicios. Pero esto también afecta a los productos. En primera fila, van los autoplanes, donde se paga un vehículo algo más del doble de su costo de producción, sin considerar el costo financiero.

Pero la lista no se agota. En el comercio digital, (E´commerce), los engaños y estafas están a la orden del día. Páginas falsas, productos sustitutos, incompletos o de inferior calidad, son algunos de los padecimientos de los consumidores que utilizan este canal, que crece cada vez más y, en particular, en el público más joven.

Argentina cuenta con una legislación moderna y completa que protege los derechos de consumidor, garantizados por la Constitución Nacional en su artículo 42, y una ley específica que contempla derechos y obligaciones de las partes en la relación de consumo: “Ley de Defensa del Consumidor” N° 22.240 de 1993, y con numerosas adecuaciones y modificaciones. Sin embargo, los compradores de bienes finales aún estamos desprotegidos, abandonados y vulnerables, frente a un mercado cada vez más salvaje, descontrolado y agresivo. ¿Será el tiempo de la justicia que ponga equilibrio a una relación asimétrica?