• 3 de mayo de 2025

Cada año disminuye el número de hijos por pareja

Cada año disminuye el número de hijos por pareja

Argentina se está despoblando

Hace un par de meses el Ministerio de Salud de la Nación publicó las estadísticas vitales del 2023. Algunos números son impactantes.

Hubo 460.902 nacimientos en 2023, la cifra más baja de los últimos 50 años, lo que implica “una reducción del 7% respecto al 2022 y una caída de más del 40% con relación al 2014,

La tasa de fecundidad (el número de hijos por mujer) sigue en caída libre en la Argentina. Fue de 1,33 en 2023, muy por debajo de la tasa de reemplazo -2,1- es decir, del número necesario de hijos para que una población se mantenga estable.

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El gráfico muestra cómo la curva de descenso de la tasa de fertilidad ha descendido, ubicándose muy por debajo de la tasa de equilibrio.

Para ser claros: si una pareja tiene dos hijos, la tasa de reemplazos es neutra. Por eso se considera que debajo de lo que se llama “límite de reemplazo generacional”, que es 2,1 hijo por pareja, un país o región se va despoblando. Eso es lo que viene sucediendo ininterrumpidamente en todas las provincias argentinas y también a nivel país.

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Curiosamente, en una Nación que alguna vez tuvo como lema o como ambición “Poblar la Patagonia”, es en las provincias patagónicas donde más cayó la tasa de fecundidad. La caída en el número de hijos por mujer entre 2014 y 2023 la encabeza Tierra del Fuego (61%), seguida por Santa Cruz (56%) y Chubut (49%) lo que da una tasa de fecundidad global para las dos primeras provincias -las más australes del país- es de 1, mientras que en Chubut -al igual que en la ciudad de Buenos Aires- la tasa es de 1,1 hijos por mujer.En total, el promedio de hijos por mujer descendió un 43% a nivel país desde el 2014. En 2023 nacieron 316.000 niños menos que en 2014.

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Una caída de la natalidad como la que padece Argentina no se revierte sin un plan integral de promoción de la familia y hace demasiado tiempo que la Argentina no tiene una política demográfica. Se somete a la que formulan y promueven organismos de la ONU internacionales.

Aunque la baja de la natalidad es una tendencia instalada hace tiempo, recién ahora se hacen visibles algunas de sus consecuencias, como el cierre de maternidades y de jardines maternales. Pronto se desplomará la matrícula de los primeros grados de la escuela.

De acuerdo a las tendencias registradas, partir del 2040, habrá demasiada gente dependiente del sistema (niños y ancianos) y pocos aportantes. Hay dos aspectos concurrentes para que ello ocurra: el envejecimiento poblacional y que habrá cada vez menos niños.

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Hace treinta años había 29 personas de 65 años o más por cada 100 personas de 0 a 14 años. Hoy hay 53 o más por cada 100. Esto plantea un escenario en el que, en los próximos años, se invertirá la pirámide poblacional: habrá más adultos mayores que niños. Así surge de un informe reciente que presentó el Observatorio del Desarrollo Humano y la Vulnerabilidad del Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad Austral (UA), en base a los datos del último censo y las Estadísticas Vitales del Ministerio de Salud de la Nación y distintos relevamientos sobre la percepción social de la maternidad. Los números hablan de una gran caída de la tasa de fecundidad que achica la base de la pirámide. A la vez, apunta a que la maternidad y el deseo de tener hijos llega a edades más avanzadas, y alcanza a menos cantidad de mujeres, por muchos factores. Mientras que la esperanza de vida y la vida productiva se extienden y transforman, así, el significado de ser adulto mayor

EN SAN JUAN

Aunque San Juan ha experimentado un descenso en la natalidad, la disminución es menor que la media nacional. En 8 años, la cantidad de nacimientos en la provincia cayó un 33%, pasando de 777.012 a 495.295. 

 En 2024, hubo 4.400 bebés menos que en la década anterior, lo que indica una tendencia a la baja en la cantidad de nacimientos. Este descenso se observa tanto a nivel provincial como a nivel nacional.

En los últimos tres años hubo un brusco descenso de nacimientos en San Juan. En San Juan, durante 2023, se registraron 9.424 nacimientos, 734 menos que en 2022 y 1.427 por debajo del 2021.

VERÓNICA BENEDETTO, TITULAR DEL REGISTRO CIVIL

Verónica Benedetto, directora del Registro Civil explicó en febrero pasado en La Ventana que en 10 años, la natalidad cayó un 34% en San Juan. “Si esta tendencia continúa, podría asemejarse a la realidad de algunos países europeos, donde la baja natalidad es una constante. Aunque revertirla podría ser complejo, es fundamental preparar estructuralmente a la provincia para estos cambios”, dijo.

Uno de los aspectos que influyen en esta transformación es el incremento en la edad promedio de las mujeres al momento de tener su primer hijo, situándose actualmente entre los 27 y 29 años. Además, la reducción en los embarazos adolescentes indica un mayor acceso a la educación sexual y los métodos anticonceptivos.

“Hoy en día, la decisión de tener hijos es más planificada y organizada. Ser padre o madre implica una gran responsabilidad y esfuerzo”, afirmó Benedetto. Entre los factores que inciden en esta tendencia, mencionó la situación económica, la concienciación sobre la anticoncepción y la incidencia de la legalización del aborto.

Los números reflejan esta transformación demográfica. En 2014 se registraron 13.096 nacimientos en San Juan, mientras que en 2024 la cifra cayó a 8.656. Paralelamente, las defunciones en el último año fueron 5.859, reduciendo la brecha entre nacimientos y fallecimientos.

Otro indicador relevante es la tasa de fertilidad, que pasó de un promedio de 2,1 hijos por pareja hace una década a 1,3 en la actualidad. Este escenario impone desafíos en las políticas públicas, la educación y la planificación económica, delineando una nueva realidad en la provincia de San Juan.

UNA REFLEXIÓN PERSONAL SOBRE LA BAJA NATALIDAD Y LA CRISIS DE PAREJA

Por Carlos Fernandez*

Como psicólogo llevo observando en San Juan esta caída de la natalidad desde hace un tiempo a esta parte ya que en el consultorio el tema de la pareja, las relaciones sentimentales y los hijos suelen ser muy frecuentes, y me siento en la obligación de levantar la voz.

Lo que estamos viviendo no es una simple tendencia: es una crisis silenciosa a nivel mundial que avanza con pasos firmes y que puede cambiar radicalmente nuestra sociedad en las próximas décadas.

Aquí mismo, en San Juan, el descenso de nacimientos es pronunciado según las cifras oficiales. Algo que comienza a repetirse en muchos rincones del planeta.

En Argentina los números son igual de preocupantes: el año pasado nacieron apenas 460.902 bebés, el número más bajo en medio siglo. La baja es del 36% en menos de 10 años. Y si ampliamos la mirada, vemos que América Latina y gran parte del mundo están en la misma situación: menos hijos, más soledad, más preguntas sin respuestas.

¿Qué está pasando en nuestras parejas?

Desde mi consultorio lo veo, y lo escucho todos los días: las parejas de hoy están agotadas emocionalmente. La palabra que más resuena en las sesiones es burnout. Estamos sobrepasados de trabajo, presionados económicamente, corriendo todo el tiempo. Y en ese correr, sin darnos cuenta, dejamos de lado el espacio para el otro. La intimidad pasa a un segundo plano.

La desincronización emocional es otro fenómeno que observo. Muchas parejas no logran encontrar momentos comunes: uno llega cansado, el otro sigue trabajando, y el momento de encuentro simplemente se diluye. Esa desconexión cotidiana erosiona los vínculos y mata, poco a poco, el deseo.

Además, está la intimidad digital. Hoy compartimos la cama con el celular más que con la pareja. La pantalla se interpone entre dos cuerpos que antes se buscaban naturalmente. Es como si estuviéramos juntos, pero no conectados.

Y no podemos dejar de hablar de la procrastinación afectiva: postergamos decisiones importantes como convivir, casarnos o tener hijos porque el futuro se ve incierto, porque nunca parece “el momento ideal”. Así se nos pasa la vida, esperando.

Sin hijos, sin vínculos fuertes, sin comunidad, muchas personas sienten que les falta un propósito, una conexión profunda.

Las consecuencias ya están a la vista

La caída en la natalidad como ya sabemos trae aparejadas consecuencias que no son menores. El envejecimiento poblacional es uno de los riesgos más serios. Habrá más adultos mayores que jóvenes, más personas solas, menos redes de contención familiar.

También me preocupa profundamente la crisis emocional que empieza a brotar: depresión, ansiedad, sensación de vacío. Sin hijos, sin vínculos fuertes, sin comunidad, muchas personas sienten que les falta un propósito, una conexión profunda.

¿Podemos revertirlo?

Desde la psicología, creo firmemente que sí. Pero no será fácil ni automático. Requiere que, como sociedad y como individuos, pongamos el amor y la familia otra vez en el centro.

            • Hay que recuperar el diálogo en pareja, reservar tiempos reales, sin pantallas, para estar juntos de verdad.

            • Es urgente gestionar el estrés, entender que no todo puede ser trabajo y obligaciones.

            • Hay que volver a la intimidad física y emocional, al abrazo, a la caricia, a la palabra sincera.

            • Hay que atreverse a planificar la vida en pareja, aunque haya miedos e incertidumbres.

Y si solos no podemos, pedir ayuda profesional no es un signo de debilidad, sino de amor y compromiso.

Sé que estos cambios no son sencillos. Pero también sé que no podemos seguir dejando que el amor, el sexo, los hijos y la vida en común se pierdan en el ruido del día a día.

El mundo, Latam, Argentina y San Juan, merecen un futuro lleno de familias fuertes, de vínculos genuinos, de nuevas generaciones que nos sigan enseñando el valor de estar juntos.

Y ese futuro empieza hoy.

*Carlos Fernández es Coach y Psicólogo