• 1 de junio de 2024

Apertura Económica: «Un desafío de alto riesgo»

Apertura Económica: «Un desafío de alto riesgo»

POR MARCELO DELGADO

Sergio Abreu, secretario general de ALADI (Asociación Latinoamericana de Integración), recibió a la directora de la OMC (Organización Mundial del Comercio), y compartieron temas que Argentina debería tener muy en cuenta a la hora de una mayor apertura de la economía y el flujo de capitales.

Sus primeras consideraciones afirman que no se trata de una época de cambios, sino un “cambio de época”. Y lo fundamenta en lo siguiente: El sistema multilateral de intercambio mundial, está migrando a un modelo de “intrafirma”. Hoy el 70% de los flujos comerciales tienen ese formato. Los países más desarrollados operan casi exclusivamente entre ellos, ignorando todas las exigencias del comercio internacional abierto. Un claro ejemplo es el gran proteccionismo del Mercado Común Europeo y las políticas de dumping de China, el mayor exportador del planeta.

Cuando miramos a América Latina, es relevante la baja productividad de la región por la escasa incorporación de tecnología. Las grandes empresas se defienden y operan con sus filiales, pero las Pymes exhiben una pobre competitividad que las relega a exportar sólo excedentes del mercado interno. El comercio intraregión solo llega al 11%, lo que debilita al bloque. Latinoamérica es la región más desigual del planeta, con altos índices de trabajo informal (un 50% en promedio), escasa formación técnica y baja cobertura social (jubilación y salud). Estas dificultades sociales dificultan el desarrollo del comercio exterior a más de 20 Pymes de la región.

Uruguay es el país con mejores indicadores, pero las economías con más posibilidades son las de Brasil y Argentina, que llevan muchos años de contramarchas, en términos de alineamiento político, que demoran el despegue del Mercosur. El Mercado Común del Sur aún enfrenta serias dificultades burocráticas que elevan significativamente los costos de operar en la región. La libre movilidad de personas, bienes y capitales aún es letra muerta y solo se han implementado algunas ventajas arancelarias.

En este contexto para Argentina, la apertura indiscriminada de la economía más que una oportunidad, resulta una amenaza. Al mismo tiempo, la debilidad de las cuentas públicas y reservas internacionales, exigen la recomposición de divisas por vía del comercio exterior y las exportaciones. Para fortalecer al Banco Central, dejando de lado el endeudamiento, las otras dos opciones son: flujo de inversiones y exportaciones. Para el primer punto, el Gobierno, ha planteado el RIGI (Régimen de Incentivo a Grandes Inversiones) que otorga seguridad jurídica y ventajas fiscales, en un plazo de 30 años. Más allá de las críticas y objeciones, podría ser una forma de incentivar la llegada de dólares en un horizonte de mediano a largo plazo. Pero en lo que hace al comercio exterior, aún no se ha definido una política clara y contundente, que favorezca las exportaciones y que cuide las divisas, proteja el mercado interno y genere saldos positivos en la balanza de pagos. En la reflexión final, comparto la afirmación de secretario general de ALADI: “Sin inversión no hay comercio, sin comercio no hay empleo, sin empleo, no hay paz social”.