- 8 de junio de 2024
ADIÓS A LAS “MOMIAS” EN LOS MUSEOS
¿Ciencia Vs Derechos Humanos?
Por Gustavo Martínez
Un museo de Luján entregó 37 restos humanos identificados como de la “etnia Huarpe” a una comunidad de San Juan. La restitución se basó en una ley nacional vigente desde 2001 a la que San Juan no está adherida. Sin embargo el hecho reavivó el reclamo al Museo Gambier de la UNSJ para que proceda de igual manera.
Luego de la restitución de 37 cuerpos a la comunidad Huarpe Pinkanta en Buenos Aires, se reaviva la polémica sobre la negativa del Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Museo Mariano Gambier a cumplir con la ley nacional 25.517 que establece la entrega de restos mortales aborígenes de colecciones y museos, a las comunidades originarias que lo soliciten.
Los dirigentes de algunas comunidades locales reconocen cierta voluntad política de la UNSJ para realizar la entrega y cumplir con la ley, pero lo cierto es que, tras numerosos pedidos, el Museo Gambier sólo dejó de exhibir al público los cuerpos momificados y mantiene en depósito un número indeterminado de restos humanos prehispánicos.
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La defensoría del Pueblo de la Nación viene “recomendando” a la UNSJ que restituya los restos de sus antepasados a la comunidad huarpe del territorio del Cuyum. La resolución 106/17 es taxativa en sus considerandos, donde repasa el derrotero del expediente que inicia la solicitud de restitución, su aprobación por unanimidad en el Consejo Superior, la negativa del Instituto de Investigaciones Arqueológicas de la Facultad de Filosofía a la entrega de los restos argumentando que San Juan no adhirió a la ley nacional y la ratificación de la Dirección de Asuntos Legales de la casa de altos estudios a favor de la comunidad huarpe, subrayando la preeminencia de la ley nacional sobre cualquier ley provincial en la materia.
“La ceremonia de liberación de nuestros ancestros a la naturaleza debe ser dirigida por una pareja matrimonio que debe tener guardianes para cada punto cardinal- dice el Omta Miguel Roque Gil Huakinchay Guayama- Eso es muy importante para lograr el equilibrio ante la liberación del espíritu. Con la entrega de un cuerpo a la tierra se libera un espíritu animal, monte, naturaleza.”
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En su parte resolutiva, el Defensor del Pueblo de la Nación recomienda a la UNSJ “que proceda a la restitución inmediata de los restos mortales que se encuentran en el Museo Arqueológico Mariano Gambier,.”
Desde el Consejo Asesor Indígena de la UNSJ, Nadia Gómez señala que “en estos tiempos los derechos humanos deben primar sobre cualquier tipo de investigación científica pero desde el Museo plantearon una serie de oposiciones y pretenden regirse por la Ley Provincial de Patrimonio”. Antes, las autoridades del Instituto habían cuestionado la identidad “huarpe” de las actuales organizaciones indígenas y aseguraban que los restos que posee el museo son de culturas anteriores a la existencia de ese pueblo. “Por la cantidad de años que pasó nuestro expediente en las oficinas universitarias y en la Dirección de Cultura de la Provincia es que la Defensoría del Pueblo de la Nación toma intervención y recomienda cumplir con la ley.”
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También intervino el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI). Un representante vino a San Juan en 2018 con intenciones de destrabar el conflicto, se reunió con asesores legales de la Dirección de Patrimonio de la Provincia y asesores de la Universidad, acordaron elaborar un inventario de los restos que hay en el Museo como paso previo a la restitución, pero finalmente nada de eso sucedió. “Lamentablemente hoy sigue habiendo un discurso bastante arcaico que habla de la extinción de nuestro pueblo como tal, -señala Nadia Gómez-, defendiendo el saqueo que se ha venido haciendo en nombre de la ciencia. Siguen haciendo estudios destruyendo los restos de nuestros antepasados para proyectos de investigación que no tienen ninguna importancia, por lo que no es cierto que los cuerpos están perfectamente cuidados y preservados como ellos dicen “. Para la referente de la Comunidad del territorio del Cuyum, la restitución de cuerpos realizada en Buenos Aires es un paso muy importante. “Ahí podes ver que no es imposible cumplir con la Ley. ¿Cómo en Luján se hizo y acá en San Juan no podemos ni siquiera avanzar en las discusiones sobre éste tema?. Es una decisión política, vamos a seguir insistiendo hasta que entreguen los cuerpos apropiados.”
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En 2013 la ex diputada Iris Romera presentó un proyecto de adhesión a la ley nacional, pero el accidente del entonces gobernador Gioja desordenó las sesiones parlamentarias y la iniciativa perdió su estado. En 2019 Sergio Miodowsky intentó nuevamente que San Juan adhiera a la ley de restitución de cuerpos indígenas. Presentó el proyecto sobre tablas pero el lobby del Instituto y Museo hizo que fuera enviado a los cajones de una comisión desde donde nunca fue rescatado. Las comunidades volverán a solicitar que el Poder Legislativo adhiera a la norma, aunque están convencidas de que la ley Nacional esta vigente para una universidad que depende justamente del Estado Nacional.
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El Museo Gambier permaneció varios años cerrado por fallas de infraestructura hasta que el año pasado terminó de instalarse en el subsuelo del Complejo La Superiora en Rawson con una superficie limitada, falta de personal y escaso presupuesto. Su actual Directora, Mag. Claudia Mallea, no se encontraba en el lugar cuando El Nuevo Diario fue a consultarla a comienzos de ésta semana pero tuvo la amabilidad de atender el requerimiento periodístico vía telefónica desde la zona de Cuesta del Viento, en Rodeo, donde se encontraba trabajando en un hallazgo arqueológico. .”Usted tiene que consultar con la Secretaría de Cultura de la Provincia por el tema del pedido de restitución de cuerpos indígenas. Nosotros no estamos autorizados a entregarlos porque son patrimonio provincial”, dijo.
Es que en 2015, y a raíz de los pedidos de restitución por parte de las comunidades, el museo logró modificar la Ley de Patrimonio Provincial para incluir a los cuerpos humanos de culturas prehispánicas como patrimonio de la provincia. Esa modificación refuerza ahora el discurso del Instituto de Investigaciones Arqueológicas en el sentido de percibirse sólo como “custodio” de un patrimonio que pertenece en realidad a la provincia, provincia que no está adherida a la ley en cuestión.
“Los que se han sepultado son cuatro restos- indica Gil como autoridad de la comunidad y representante Huarpe ante el Consejo de Participación Indígena- faltan muchos más, que se irán sepultando en distintos puntos vinculados a los territorios ancestrales porque la cosmovisión Huarpe no permite cementerios”
Que dice la Ley
La ley nacional 25.517 establece que deberán ser puestos a disposición de los pueblos indígenas y/o comunidades de pertenencia que lo reclamen, los restos mortales de aborígenes que formen parte de museos y/o colecciones públicas o privadas. Fue sancionada en Noviembre de 2001 y promulgada en diciembre del mismo año. Consta sólo de 4 artículos. Aclara que los restos que no sean reclamados “podrán seguir a disposición de las instituciones que los albergan, debiendo ser tratados con el respeto y la consideración que se brinda a todos los cadáveres humanos.” Queda establecido con fuerza de ley que para realizar cualquier emprendimiento científico que tenga por objeto a las comunidades aborígenes, incluyendo su patrimonio histórico y cultural, se deberá contar con el expreso consentimiento de las comunidades interesadas. Según la Comunidad Huarpe del Territorio del Cuyum ésta última parte de la ley tampoco se esta cumpliendo.
Una restitución histórica
La Organización Huarpe Pinkanta, que nuclea a 14 comunidades indígenas de San Juan recibió hace unas semanas en Luján 37 restos incluyendo cuerpos enteros y cráneos donados hace décadas al Complejo Museográfico Enrique Udaondo. Luego del acto de entrega, algunos cuerpos fueron sepultados en “Las Chacras” y una nueva ceremonia tendrá lugar en Nikizanga próximamente. Es la primera restitución de la Provincia de Buenos Aires y es la más grande en el país desde que existe la ley. Esos restos fueron hallados hace casi veinte años en el sótano del museo bonaerense por parte de investigadores de la Universidad de Luján. Así fue que encontraron la “colección Gnecco” compuesta de un conjunto de restos óseos conservados por momificación natural y algunos elementos culturales asociados a los entierros. Se realizaron los contactos necesarios y se tomó la decisión de restituirlos luego de solicitar el consentimiento a las comunidades originarias para proceder a su identificación.
Franco Gil es el responsable de la Comunidad que recibió los restos y los trajo a San Juan. Después de la ceremonia en Las Chacras y una próxima en Nikizanga, ambas localidades cauceteras, se viene una serie de rituales enterratorios en lugares todavía no definidos oficialmente.
“Los que se han sepultado son cuatro restos- indica Gil como autoridad de la comunidad y representante Huarpe ante el Consejo de Participación Indígena- faltan muchos más, que se irán sepultando en distintos puntos vinculados a los territorios ancestrales porque la cosmovisión Huarpe no permite cementerios” En la lista figura el sur de Bermejo, Los Lagares, en Vallecito y el Baño del Indio, entre otros.
Sólo el “Omta”, que es el guía espiritual del pueblo huarpe del Cuyum , integrada por San Juan Mendoza y San Luis, puede presidir y dirigir la ceremonia ritual que reintegra a la naturaleza los restos de sus antepasados.
Desde la provincia puntana, quién condujo la primera ceremonia contó al Nuevo Diario la significación del acto : “La ceremonia de liberación de nuestros ancestros a la naturaleza debe ser dirigida por una pareja matrimonio que debe tener guardianes para cada punto cardinal- dice el Omta Miguel Roque Gil Huakinchay Guayama- Eso es muy importante para lograr el equilibrio ante la liberación del espíritu. Con la entrega de un cuerpo a la tierra se libera un espíritu animal, monte, naturaleza.” En la ceremonia de Las Chacras, que por primera vez fue pública, Miguel asegura que “se liberaron dos chulengos , una mujer rana, un corcol hombre y una pareja de pumas. Para nosotros como Huarpes preexistentes Pinkanta esta restitución significa la restauración del equilibrio para liberar el camino de vida después de la vida. Debe hacerse en espacios libres, con la presencia de nuestras plantas en territorio. Cuando alguien nace hacemos esta misma ceremonia porque el Gran Espíritu le otorga una planta o un animal sagrado que debe devolver cuando parte. Como en éste caso de los restos restituidos pasó mucho tiempo, se buscó un entorno apropiado lleno de jarillas y con la presencia de los hualtá (cerros) protegiendo ese círculo sagrado de estos hermanos y hermanas que a partir de ahora van a “guardianar” libremente el territorio marcando un camino de luz para quienes debemos prepararnos para la próxima vida.”